Tras superar ambos 2,36 metros y fallar ante el listón de 2,38 m, Kerr y McEwen prefirieron no compartir el oro e ir al desempate. Ahí, el neozelandés salió victorioso cuando la barra bajó a 2,34 metros.
El bronce fue para el catarí Mutaz Essa Barshim (2,34 m), que hace tres años sí había compartido el oro con el italiano Gianmarco Tamberi (2,22 m), ahora apenas 11º.
Tamberi pudo finalmente participar en la final después de haber estado en duda por un nuevo cólico renal. El carismático saltador azzurro ya había llegado más tarde de lo previsto a París por un cálculo renal. Superó el miércoles la ronda de clasificación, pero unas horas antes de la final comunicó en redes sociales que se había despertado a las cinco de la mañana este sábado con un nuevo y doloroso cólico.
En la final entró dando su 'show' de costumbre, saltando y gritando, pero su rendimiento en el concurso estuvo lejos de lo que acostumbra.
Le costó de entrada superar los 2,22 metros, que solo pudo superar en su tercer intento después de dos nulos. Y luego quedó eliminado al derribar el listón en 2,27 metros, con lo que acabó penúltimo.
Kerr por su lado está viviendo un año 2024 excelente, ya que previamente fue campeón del mundo en sala a inicios de marzo en Glasgow.
Para Barshim, el bronce de este sábado es su cuarta medalla olímpica en cuatro participaciones en Juegos.