De las pistas de ski al velódromo de Saint-Quentin-en-Yvelines, la trayectoria de la canadiense Mel Pemble puede sorprender, aunque las dos disciplinas tienen en común la velocidad y la búsqueda de la aerodinámica perfecta.
Pemble (24), con una parálisis cerebral que afecta a su lado derecho, no se arrepiente de haber cambiado de deporte. La federación de ciclismo se fijó en ella a los 14 años.
"Como esquiadora nunca estuve entre las mejores clasificadas. A los 17 años era una deportista muy diferente. El simple hecho de participar en los Juegos de Pyeongchang 2018 de invierno (compitió en cinco categorías) fue un sueño. Ahora estoy luchando por medallas", explicó a la AFP.
Sin embargo, Mel Pemble se quedó fuera del podio por tres décimas y terminó cuarta en la contrarreloj 500 metros C1-C3 disputada en París el pasado sábado.
La británica Jody Cundi (45), medallista en cada edición de los Paralímpicos desde 1996 primero en natación y después en ciclismo en pista, explicó a The Guardian que su cambio de rumbo se debió a que "nunca fue una nadadora con talento".
Su compatriota Sarah Storey, que ganó el miércoles su 18º título paralímpico, siguió el mismo camino.
Detectar el talento
Para las federaciones, detectar a los deportistas es fundamental ya que existen obstáculos para que las personas con discapacidad realicen deporte al más alto nivel. Atraer a buenos deportistas para competir en las categorías de discapacidad establecidas internacionalmente no es fácil.
La federación francesa, por ejemplo, pretende aprovechar a los exitosos hermanos Alex y Kylian Portal para construir un equipo de natación de relevos en las categorías de personas con deficiencia visual.
Sin embargo, tiene que encontrar a otros dos nadadores "con el nivel necesario y los requisitos de la categoría" para completar el equipo, afirmó Guillaume Domingo, el responsable de la paranatación francesa.
El comité paralímpico y deportivo francés puso en marcha en 2019 un programa llamado 'Rélève' destinado a "detectar" personas de "entre 16 y 35 años que tienen potencial de rendimiento en uno o varios deportes paralímpicos".
Esto permite probar disciplinas diferentes que quizás ni los propios deportistas han pensado.
Hay federaciones con avances en este proceso: "Mi hermano me propuso hacer mi primer triatlón en 2018. Me encontré a alguien de la federación que me dijo que había personas especializadas en detectar talento", explicó el francés Thibault Rigaudeau en el podcast Le Vestiaire.
Siguió en el triatlón y el lunes se proclamó subcampeón paralímpico en París.
Pero sus comienzos como deportista con deficiencia visual fueron en el fútbol para ciegos, donde hasta llegó a ser miembro de la selección francesa, aunque una lesión en el cruzado en 2014 y el temor ante nuevos choques en los partidos le apartaron de este deporte.
Masters, 18 medallas en 4 deportes
Hay incluso atletas que pasan de un deporte a otro en plazos cortos, de meses, como es el caso de la estrella estadounidense nacida en Ucrania Oksana Masters que tiene un palmarés tan variado y rico en medallas que es difícil describirlo: 18 medallas entre Juegos de invierno y verano.
"No me imaginaba que iba a competir en deportes tan distintos, incluso hay algunos que no sabía ni que existían. Me enamoré del remo a primera vista y cuando me lesioné la espalda en 2013 tuve que cambiar, por eso probé el ciclismo. Pensé que no quería vivir sin haberlo intentado", explicó a los medios en abril.
"La transición de un deporte a otro fue bastante dura y tuve que modificar mi cuerpo", aclaró la deportista a la que tuvieron que amputar las dos piernas por malformaciones de nacimiento.
Este miércoles en París consiguió el oro en la contrarreloj H4-5 lo que significa su séptimo título paralímpico.