El fútbol profesional está lleno de historias y contextos que se repiten en cada rincón del planeta. Para llegar a ser ovacionado por estadios llenos y aspirar a vivir del deporte más popular del mundo, hacen falta tres cosas: talento, suerte y, sobre todo, sacrificio; ese que viene desde el anhelo inconmensurable de construir una vida mejor.
Por eso, en la gran mayoría de las historias detrás de los cracks que llegan al profesionalismo, hay mucha hambre, precariedad y pobreza. El ejemplo máximo que ha dado el fútbol es el de Diego Armando Maradona, que cuando comenzó a demostrar que era un genio con la pelota a los pies, con tan sólo ocho años, un hombre se acercó con su padre y le dijo: “este pibe te va a salvar”. Y lo hizo de sobremanera.
Pero de vez en cuando, encumbrando la democrática esencia y simpleza del más bello de porte de todos, emerge algún talento con destino al profesionalismo que no se curtió en la precariedad de siempre, que siempre tuvo el estómago lleno y que el hambre que sentía era deportiva, a pesar de dormir en la comodidad de una clase media o alta.
José Juan Macías descubrió que marcaba la diferencia cuando jugaba a la pelota siendo un niño en su natal Guadalajara. Y lo hacía desde la comodidad que sus padres habían construido para su familia. Por eso, pronto se tuvo que habituar a recibir insultos por su condición social. Pero él, al que mentalidad nunca le faltó, cada vez que un rival le decía “pinche fresa” para tratar de sacarlo de quicio, simplemente jugaba mejor.
Consciente que su talento requería de formación si quería ser profesional, Macías decidió inscribirse en la escuela de Chivas, equipo de sus amores, donde fue bien recibido. Con un talento innato para hacer goles, el tapatío fue quemando etapas y los encargados de fuerzas básicas fueron corriendo la voz de que había una joya de atacante en el club.
Fue Matías Almeyda, el último prócer que Chivas ha tenido como entrenador, quien quedó maravillado con Macías y calma de cirujano a corazón abierto. Cuando otros perdían la tranquilidad y aceleraban su ritmo cardiaco en el área grande del rival, Macías siempre estaba con el semblante sereno de cara al arco. Sus goles eran de un centro delantero elegante, sin tantos espavientos.
Tras ganarlo todo con Chivas en fuerzas básicas, Macías debutó a mediados de 2017 con tan sólo 17 años. Un mes después anotaría su primer gol, ilusionando no sólo a la gente de Chivas, sino a todo el fútbol mexicano con la posibilidad de tener un centro delantero de gran calibre con proyección de exportación a Europa.
La ilusión rota
Tras un año complicado de adaptación a la Primera División, Chivas y Macías decidieron que lo mejor para el canterano rojiblanco era salir a préstamo a un equipo de menor envergadura y donde no existiera la presión normal de ser el delantero de un equipo grande.
Macías arribó al León donde encontró el contexto perfecto para desarrollarse como profesional. Ignacio Ambriz, entrenador de los Esmeraldas, comprendió de inmediato que tenía a disposición a un nueve que podía marcar una época en el fútbol mexicano y, sin dudar en su corta edad, puso a disposición de Macías todo el accionar del equipo.
Con la estrategia puesta para hacerlo brillar, para hacerle llegar la pelota limpia hasta el área, su hábitat natural en el mundo, Macías comenzó a cumplir con las expectativas que propios y extraños habían puesto en él desde que era un niño. En su corta etapa en el equipo guanajuatense, el ‘JJ’ se convirtió en goleador de la Liga, siendo pieza clave en el super liderato conseguido por los verdes y en el subcampeonato de aquel año.
Con ese aprendizaje adquirido, Chivas lo repescó rumbo al 2020, año en el que la pandemia paralizaría todo, con la esperanza de construir un equipo alrededor de las virtudes de Macías. No obstante, en febrero de ese año, el canterano sufriría problemas inguinales que lo dejarían sin disputar cuatro partidos con el Rebaño. Nadie se imaginaba, por aquel entonces, que comenzaría un letargo de lesiones que mataría la ilusión generada alrededor del joven futbolista.
De aquel 2020 existe el recuerdo de Macías convirtiéndose en el autor del gol más rápido en la historia del Clásico Nacional, al marcar a los 19 segundos de un partido que Chivas ganaría frente a América. No obstante, en octubre de ese mismo año, Macías sufriría la segunda lesión seria de su joven carrera, encendiendo las primeras alarmas sobre si era propenso a sufrir dolencias de manera constante. Chivas tuvo que ver a su centro delantero lejos de la cancha durante más de un mes. Para colmo, a finales de año, Macías se contagió de COVID-19.

No obstante, gracias a su juventud y su potencial, Macías pudo cumplir su sueño de jugar en Europa cuando fue presentado a mitad de 2021 en el Getafe español. Pero, lejos de lo que todos podían imaginar, el periplo ibérico del mexicano fue una pesadilla. En tan sólo seis meses, JJ estaba de regreso en Chivas. El canterano rojiblanco nunca pudo adaptarse al ritmo de La Liga ni pudo ganarse un lugar de manera constante en el equipo.
Para mala fortuna de Macías, su corta estadía en Europa sería el inicio de un periodo de pesadilla que terminarían de sepultar las esperanzas de verlo convertirse en un delantero de élite.
El 30 de junio de 2022, Macías sufrió una rotura de ligamento cruzado que lo dejó fuera de las canchas por medio año, aunque volvió a jugar dos meses después de recibir el alta médica, hasta que consiguió una mínima buena forma. Y aunque pudo volver a vestirse como futbolista, JJ sufriría otra rotura de ligamiento a finales de 2023.
Futuro incierto
A principios de este 2025, Macías sufrió una lesión muscular de segundo grado del bíceps femoral del muslo Izquierdo, mientras el delantero defendía la camiseta del Santos Laguna, un nuevo club que confió en sus habilidades. No obstante, tras esa nueva lesión, la directiva santista decidió rescindirle su contrato.
La decisión del club fue tan tajante que provocó un cúmulo de rumores alrededor de Macías. De pronto, diversas fuentes hablaban de que el delantero pensaba en retirarse con tan sólo 25 años. La noticia provocó reacciones en cadena sobre lo que había ocurrido con Macías y de la mala fortuna que suele tener el fútbol mexicano con sus futbolistas con potencial de élite.
Lejos de confirmar algún adiós definitivo, y tras varios días de silencio atroz, Macías volvió a aparecer en las últimas horas. Y lo hizo donde más ha sido feliz: entrenando en una cancha. Desvinculado de cualquier contrato, JJ le pidió a Chivas entrenarse. Se dice que tiene una oferta de la segunda división de Alemania. Una liga lejos de lo que anhelaba pero que pudiera ser el lugar para que su ilusión renazca, por el bien de todos.