Ya tiene experiencia en esto de los duelos entre los dos gigantes del fútbol español en la más de una década que lleva en la máxima categoría. Y por eso se lo toma con calma aun a sabiendas de la repercusión mundial del partido y de que cualquier decisión controvertida será mirada y analizada con lupa.
"Es mi cuarto clásico, ya hay cierta experiencia detrás, me llega después de 13 años en la categoría y son partidos muy especiales por la repercusión y porque son seguidos a nivel mundial", ha confesado a los medios de la RFEF, organizadora del evento, en Yeda.
Pero Gil Manzano sabe que, además de un Madrid-Barça, cuando hay un título en disputa, la responsabilidad es todavía, si es que se puede, mayor. "Si a un clásico le sumas que forma parte de una final, le da un poco más de importancia. Dirigir una final conlleva más responsabilidad porque hay en juego un título".
Crispación
Y ya no solo por la presión que ejercen los futbolistas en el terreno de juego sino porque el entorno afecta también a cómo preparar el duelo. "Estamos en un ambiente muy crispado, hace unos años nos abrimos a los medios de comunicación, a instituciones, a que se conociera lo que había detrás del arbitraje. Intentamos humanizar la figura del arbitraje. No hemos visto una respuesta a este esfuerzo, no hemos tenido la respuesta adecuada a lo que hemos hecho por abrirnos. La crispación ha hecho que estemos más unidos que nunca. Todos vamos a una", ha reflexionado el colegiado extremeño sobre la situación que se vive actualmente en España con el arbitraje.