Milán y Roma terminaron 1-1, un resultado que sin duda no satisfizo a los locales y que, en cambio, permitió a los capitalinos alejarse de la zona de descenso, aunque todavía no demasiado.
Reijnders y Dybala, calientes
El partido, condicionado por los ya tradicionales cánticos contra los propietarios y especialmente contra Gerry Cardinale, fue jugado por los dos equipos a un gran ritmo desde el principio.
La Roma estuvo a punto de hacer el 0-1 por mediación de Dovbyk, que remató al poste tras una buena jugada colectiva. La respuesta no se hizo esperar. Superado el cuarto de hora, Fofana, otra vez asistente, como en Verona, dejó el balón para el remate de Tijjani Reijnders, quien firmó el 1-0.
La reacción de los giallorossi fue inmediata, y el gol del empate llegó siete minutos después. Niccolò Pisilli asistió en profundidad a Dovbyk, quien encontró a Paulo Dybala con un espléndido taconazo, previo a la volea con la diestra del argentino.
El empate se mantuvo hasta el descanso, pero los dos equipos jugaron a mil por hora para intentar volver a ponerse por delante, a veces con confusión y frenesí. En los últimos minutos, los rossoneri también reclamaron un penalti, por el que Paulo Fonseca, uno de los muchos ex de la jornada, vio la tarjeta roja.
Mucho ruido y pocas nueces
El marcador del partido no cambió en la segunda parte, con un Milan más volátil, poco fluido, pero agresivo al mismo tiempo. En la Roma, Dovbyk en la delantera y Mile Svilar en la zaga fueron los más destacados. Bennacer regresó al equipo rossonero, mientras que un muy activo Samuel Chukwueze se lesionó y tuvo que abandonar el terreno de juego. Zaki Celik y Lorenzo Pellegrini entraron por los visitantes.
Los minutos pasaban, pero la intensidad no decaía, igual que las ocasiones potenciales, los duelos físicos, las carreras y las ganas de imponerse.
La Roma tuvo en los últimos suspiros del partido tres oportunidades para desequilibrar a su favor la balanza, pero ni El Shaarawy ni Pellegrini ni Dyabala acertaron a batir a Mike Maignan.
Fonseca, en la cuerda floja
En las horas previas al partido, circulaban rumores sobre el futuro del técnico portugués, aún más en la cuerda floja tras el empate. Su puesto podría recaer en un compatriota, Sergio Conceiçao. Los rossoneri se marcharon abucheados por el público de San Siro.
