Con nieve todavía a los costados del terreno de juego y un frío que puso a prueba a los más valientes, se disputó el partidazo de la Jornada en la Premier League. Dado el temporal que visitó la zona, el clásico enfrentamiento no se lo quiso perder ni el muñeco de nieve Olaf.
Un Liverpool lanzado a por el título recibió en Anfield al Manchester United, muy necesitado de un gran resultado, dado su incesante coqueteo con la mitad baja de la tabla clasificatoria. La magnitud del acontecimiento, uno de los duelos históricos de la liga inglesa, impidió que la climatología congelara el ambiente.
Desde el primer momento, los contendientes demostraron que iban a echar el resto sobre el verde. Ni siquiera Elsa con sus poderes criogénicos podría haber apagado el fuego interno con el que los 22 jugadores se impulsaban hacia la portería rival en busca del gol.

Explotando la calidad de Salah en el costado derecho y la omnipresencia de Alexis Mac Allister, los Reds generaron las ocasiones más peligrosas, de la mano de un estilo combinativo delicioso. El argentino y Cody Gakpo gozaron de acercamientos, pero no lograron ver puerta.
El estilo que permitió a Arne Slot cerrar el 2024 con una sola derrota (entre Feyenoord y Liverpool) puso en muchos aprietos al plantel de Rúben Amorim, pero no le privó de pisar el área local, sobre todo aprovechando la acciones a balón parado.
Ecos del pasado
Aunque evidentemente el Manchester se encuentra muy lejos de lo que fue años atrás, en estos compromisos trata de sacar el orgullo Red Devil. Ello les dio alas para jugarle de tú a tú al monstruoso líder durante el primer acto. Exhibió esa garra imprimada en la camiseta a los 41 minutos Rasmus Hojlund, obligando a Alisson a evitar el 0-1 con una proidencial intervención.
"¡Suéltalo, suéltalo! El Liverpool es muy superior", debía estar sonando en la cabeza de los de Old Trafford, pero la realidad es que aguantaron las tablas estoicamente hasta el intermedio. Quién sabe, pero es posible que abandonaran el fuego por el hielo en este partido con el fin de enfriar al equipo más en forma del momento.
Pero no, la escuadra visitante no tenía intención de perderle el pulso al partido y, en el 52', con un arranque de furia de Lisandro Martínez, alcanzó a poner el 0-1 en el electrónico. Al mismo tiempo se daba por terminada una racha sin marcar en Anfield que se prolongaba desde diciembre de 2018.
Sin embargo, este Liverpool es mucho Liverpool y apenas necesitó siete minutos de recomposición antes de igualar con una diana de Gakpo. Ahora eran los de Slot quienes avisaban de su predisposición a asegurar el título de la Premier League cuanto antes.
Y una vez que los Reds encontraron el camino hacia la meta de Onana, una bola gigante de nieve arrolló a unos más que decentes Diablos Rojos. De Light, en una acción cargada de torpeza, cometió un penalti por mano. Salah, con algo de fortuna, transformó la pena máxima, inclinando la balanza a favor de los suyos.
Sin complejos
Normalmente, un equipo con los problemas con los que conviven actualmente los chicos de Amorim se habría venido abajo y entregado la victoria al rival. Por contra, la entrada de Garnacho reavivó la llama mancuniana. El argentino, tras una buena internada en zona enemiga, asistió a Diallo en el 2-2, dejando todo abierto de cara a los compases finales.
Después del acierto del marfileño, se vivió un intenso correcalles sin premio para ninguno de los protagonistas. Finalmente, la contienda se cerró con un empate que no deja contento a nadie, pero permite al Liverpool continuar poniendo tierra de por medio con sus perseguidores.

Jugador Flashscore del Partido: Bruno Fernandes.