El hecho de que el equipo de la MLS estuviera en la fase eliminatoria del certamen fue una sorpresa en sí misma, y su participación se debió en gran medida a su talismán capitán, después de que su asombroso lanzamiento de falta contra el Oporto se transformara en el gol que necesitaban.
Se esperaba una goleada en el Mundial
El torneo ya había visto su ración de grandes victorias, y antes del partido todos los rumores parecían centrarse no en si el PSG ganaría, sino en por cuántos goles lo haría. Ciertamente, los campeones de Europa ya habían demostrado con creces en 2024/25 que eran una fuerza a tener en cuenta, mientras que el Inter Miami parecía un mero invitado.
Messi y Suárez ganaron la Liga de Campeones con Luis Enrique al timón en 2015, la última vez que este dúo del Barcelona levantó ese trofeo en particular, por lo que el argentino era consciente exactamente del tipo de juego que el PSG iba a traer a la fiesta.
¿Podría el césped del Mercedes-Benz Stadium y la ventaja de jugar en casa lo que decantase la balanza?
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El patrón surgió rápidamente tras el saque inicial
En el más extraño de los saques iniciales, el PSG sacó el balón directamente fuera del terreno de juego para lograr un saque de banda en contra. No es la primera vez. Si la idea era ganar territorio, no funcionó, ya que Óscar Ustari lo devolvió por donde había venido.
A los dos minutos ya se había perfilado una pauta: el Inter mantenía un 4-4-2 compacto frente al 4-3-3 fluido del PSG.
La magnífica internada de Kvicha Kvaratskhelia en el área merecía un remate a la altura, aunque Ustari se mantuvo firme cuando el balón llegó a Bradley Barcola.

Poco después, una falta cometida sobre Desire Doué encontró a Joao Neves libre de marca en el segundo palo, y su cabezazo dio al PSG un comienzo de ensueño. A pesar de que aún quedaban 85 minutos en el reloj, parecía que Messi y compañía iban a recorrer un largo camino de vuelta. A los 10 minutos de juego, la enorme diferencia de calidad era evidente. Los de Miami no sólo no podían salir de su campo durante largos periodos, sino que cedieron el 76,1% de la posesión y sólo realizó 35 pases precisos, frente a los 122 del gigante francés.
Noah Allen, de baja por una distensión en los isquiotibiales
Siete de los jugadores del Inter habían logrado un 100% de pases perfectos, aunque no fue difícil dado el escaso número de pases realizados, ya que el guardameta del PSG, Gianluigi Donnarumma, ni siquiera tocó el balón. Al cuarto de hora, Fabián Ruiz estuvo a punto de adelantar al PSG (2-0), pero fue anulado por fuera de juego. Noah Allen, que había realizado el mayor número de pases del equipo de la MLS (11), vio cómo su partido terminaba antes de tiempo por una lesión en los isquiotibiales, y su sustituto, Tomás Avilés, recibió una tarjeta amarilla al minuto de su entrada.

Tuvieron que pasar 25 minutos para que el Inter se adentrara en territorio del PSG, y no sólo su oportunidad se quedó en nada, sino que, con tantos jugadores en ataque, el equipo de Luis Enrique fue capaz de romper a su ritmo. Achraf Hakimi (cinco toques en el área contraria), Barcola (cuatro), Nuno Mendes, Doue y Kvaratskhelia siguieron jugando con sus oponentes, y aun así sólo consiguieron un gol.
Aéreamente, los de rosa se mostraron imperiosos, ganando todos los duelos de cabeza, pero sobre el terreno de juego no fue rival para un equipo que soltó la marcha.
Dos goles rápidos acabaron con el partido
Después de algunos minutos de juego rácano, Neves marcó su segundo gol tras un error defensivo, el primer doblete de su carrera en el PSG.
Avilés se marcó un gol en propia meta en el minuto 44, en un partido para olvidar tanto para él como para Miami, que dejó marcar a Hakimi en el tiempo añadido de la primera parte.
Vergonzosamente, al ecuador, el Inter no había disparado ni a puerta ni fuera, y ni siquiera había tocado el balón en el área del PSG. En total, sólo habían realizado cuatro toques en el último tercio del campo.
No es de extrañar que el Mundial no haya despertado tanta expectación como esperaba la FIFA cuando se obtienen estadísticas como ésa en partidos entre equipos tan claramente desiguales.
La conexión del Barcelona estuvo a punto de dar sus frutos a los tres minutos de la reanudación, cuando un centro de Jordi Alba fue rematado de volea por Messi a la trayectoria de Luis Suárez, aunque el toque de El Pistolero le falló en el momento crucial. Fue un breve respiro, ya que el PSG volvió a dominar todas las facetas del juego.
Quizás la única "victoria" que pudo celebrar el Inter en la primera hora fue el 100% de acierto en el pase de Sergio Busquets, el español demostrando que no ha perdido nada de su calidad, aunque todo fuera en vano.
El Inter persigue las sombras
La alegría con la que el PSG movía el balón dejaba al rival en la sombra, y cuando el equipo de la MLS conseguía adelantarse -lo que no ocurría a menudo-, el conjunto francés era tan hábil en defensa como en ataque.
Ocho intercepciones colectivas fueron más que el conjunto de Javier Mascherano, y 10 entradas ganadas durante los primeros 60 minutos fueron la razón principal por la que el Inter no estaba haciendo incursiones en sentido ofensivo.

Los primeros minutos de Ousmane Dembélé en el Mundial llegaron con la salida de Neves en el 61. Como era de esperar, tardó en adaptarse al juego, ya que no jugaba desde hacía un mes.
Messi no tardó en disparar a puerta, el primero del Inter, mientras que los 16 tiros intentados por el PSG a falta de 20 minutos ya superaban su media de 15,6 en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2025.

El deseo renovado de las Garzas al menos les dio el mérito de ganar más duelos totales en el partido que sus más ilustres oponentes, aunque hay que aceptar que en los últimos compases, el partido se igualó más simplemente porque el equipo de Luis Enrique levantó completamente el pie del acelerador.
El PSG puede darse por satisfecho con otra buena actuación, mientras que Messi y el Inter Miami regresan a casa con la necesidad de recuperarse para su próximo compromiso, dentro de una semana contra el Montreal.
