Ninguna estructura, ninguna trama, ningún equipo trabajando en los preparativos. El único movimiento era el del personal que vigilaba las entradas y salidas del concierto de The Weeknd, que, a diferencia de la FIFA, agotó las entradas.
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Las entradas para Palmeiras-Oporto, por ejemplo, el primer partido de la Copa Mundial de Clubes en el MetLife, programado para el 16 de junio a las 00:00 (hora de España), comenzaban en alrededor de 350 dólares americanos. Hoy, ya es posible encontrarlas por menos de 60 dólares. Además, hay un agravante para este partido, ya que el Día del Padre en Estados Unidos se celebrará exactamente en esta fecha.
La escasa demanda para el partido inaugural, entre el Inter de Miami y el Al-Ahly de Egipto, hizo bajar el precio de las entradas en casi un 50%. Se rumoreaba que se habían vendido hasta 20.000 entradas para el partido del 14 de junio en el Hard Rock Stadium de Miami.
Ni siquiera la final parece atraer a los aficionados. Según el Daily Mirror, las entradas para el partido que determinará el primer campeón del mundo en el nuevo formato partían inicialmente de 890 dólares. La misma entrada está ahora a la venta por 300 dólares.
Como resultado de la reducción de los precios de las entradas, la FIFA envió recientemente a los aficionados un correo electrónico en el que daba instrucciones de reembolso a los que compraron las entradas de alto precio. Es un intento de compensar a aquellos que claramente han sufrido una pérdida como resultado de la brutal variación.
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Un aperitivo -pero no tanto- para la próxima Copa Mundial
Los empleados de MetLife entrevistados por Flashscore afirman estar al tanto de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. Se han celebrado reuniones internas sobre el trabajo que se realizará durante el torneo.
Sin embargo, según ellos, la actividad principal tendrá lugar el año que viene, cuando el país acoja el Mundial de selcciones. La previsión, según el personal, es que el estadio permanezca cerrado durante unos meses a partir de enero para cumplir todos los requisitos de la FIFA, especialmente el terreno de juego.
Aunque la Copa Mundial de Clubes genera expectación de cara al Mundial de 2026, el "evento de prueba" de este año es muy diferente. Para las empresas locales, por ejemplo, la atención no se centra en este verano, sino en el próximo, y en muchas comunidades ya ha comenzado la planificación para asegurarse de que cosechan los beneficios de un acontecimiento de esta magnitud "en sus patios traseros".
En los aledaños del estadio, la promesa para el año que viene son zonas especiales para que los aficionados disfruten de toda la hospitalidad de la Copa Mundial, con múltiples activaciones que harán memorable una jornada de partido.
"Nuestra estructura será como una Super Bowl por partido", dice uno de los empleados de MetLife.
¿Y los estadios de la MLS?
Ante la escasa demanda, muchos se preguntan por qué la FIFA no ha invertido en sedes más adecuadas para la competición, a saber, los estadios de la MLS. Pero la liga norteamericana no se detendrá durante la Copa Mundial de Clubes y, en el mismo periodo, Estados Unidos también albergará la Copa Oro de la Concacaf. La mayoría de los partidos entre equipos tendrán lugar en la Costa Oeste, además de una sede en Vancouver (Canadá).
Ensayo general
Con la Copa Mundial de Clubes a la vuelta de la esquina, la FIFA se enfrenta a grandes retos. El primero será calibrar el apetito de Estados Unidos por el 'soccer' en vísperas de la mayor competición del planeta.
Luego, por supuesto, será un ensayo general para 2026, con los terrenos de juego ya con las medidas correctas y con césped natural, algo que no se vio durante la Copa América del año pasado.
Y, por último, para entender cuál será el futuro de esta competición de clubes, criticada por su inclusión en un calendario extremadamente apretado y que ha perjudicado a los jugadores, especialmente con el aumento de lesiones graves.