Aunque hay un billete más para las competiciones europeas, lo cierto es que el equipo de Imanol Alguacil sigue sin dar confianza en una preocupante falta de puntería que no se vio en la visita copera al Real Madrid. Por contra, los de Marcelino García Toral se sitúan en una muy buena posición ante el ilusionante objetivo de regresar a la Liga de Campeones tras quedarse sin viajar por el Viejo Continente en la actual campaña.
Los guipuzcoanos acudieron a La Cerámica sin varios de sus jugadores más importantes: desde los zagueros Nayef Aguerd y Igor Zubeldia hasta los atacantes Orri Óskarsson y Ander Barrenetxea. Quizá fuera esa una de las razones, o no, del flojo inicio del plantel visitante. Apenas un golpeo del canterano Pablo Marín, rechazado por Luiz Júnior, mientras aguantaban las embestidas de los futbolistas que vestían de amarillo.
Una incursión de Sergi Cardona por la banda izquierda se tradujo en el tanto que inauguró el marcador (7'). Su centro tenía un claro destinatario, Yéremy Pino, aunque por el camino apareció un tal Denis Suárez dispuesto a no entorpecer y a dejar pasar el esférico con muy buen criterio. Y una vez tuvo la oportunidad de definir, el canario remató con un tiro cruzado ante el cual nada pudo hacer Álex Remiro, quien ya había recibido algún aviso.
Puro frenesí
Seguía apretando los locales, conscientes de que debían aprovechar el estado anímico de su rival y el ambiente que se había generado en el estadio. Sin embargo, una acción a balón parado provocó un inesperado giro de guion a raíz de una mano tan involuntaria como clara de Thierno Barry dentro del área. Como casi siempre, Mikel Oyarzabal se encargó de ejecutar la pena máxima, una vez más con éxito pese a que el meta llegó a tocar el cuero (19').
Takefusa Kubo volvía a uno de los lugares en los que no triunfó y, desde luego, no pasó desapercibido. Sólo durante la primera mitad, disparo al larguero tras toque del arquero portugués y asistencia de lujo que casi se traduce en el 1-2 por parte de Luka Sučić. Entre ambas jugadas, un soberbio cabezazo de Juan Foyth al poste y un intento frustrado de Ayoze Pérez. Emoción, intensidad, ocasiones y un par de goles. Ni tan mal.
Polémica a última hora
Son muchas las posibilidades que hay en el fútbol para anotar, pero no es demasiado común que llegue gracias a un rechace por la presión de un delantero a un portero, si bien Roberto Fernández lo hizo meses atrás para felicidad del Espanyol. Y volvió a ocurrir: Júnior recibió un pase algo peligroso de Foyth y orientó la bola hacia el arco en un acto casi suicida que aprovechó Oyarzabal para remontar nada más reanudarse el encuentro (49').
Si alguien pensaba que el envite tenía ya un epílogo ya escrito, desde luego que conoce poco este deporte con millones de adeptos. Y los canarios Yéremy y Ayoze se encargaron de evidenciarlo al fabricar el empate, con testarazo libre de marca del exbético. Volvieron las tablas a un partido que congregó todos los ingredientes para ser valorado como uno de los más atractivos del fin de semana, aunque Barcelona y Celta pusieron el listón muy alto el sábado.
Remiro tuvo que aparecer para frustrar el cabezazo de Barry, dispuesto a resarcirse tras lo ocurrido en área propia, y después vio cómo Pino celebraba su doblete antes de que se anulara. Los groguets siguieron amenazando en la recta final y lamentaron que se llegara al hat-trick de dianas invalidadas: por un nuevo fuera de juego -ahora debido a una supuesta interferencia- y, luego, por una dudosísima falta de Nicolas Pépé. Y eso que Cuadra Fernández había dejado continuar la acción al principio...
Jugador Flashscore del partido: Yéremy Pino.