Centro de datos del Osasuna-Rayo Vallecano
El Sadar vivió uno de los duelos más estimulantes en los banquillos. Lisci diseñó el curso pasado un Mirandés que a punto estuvo de ascender y que ahora busca formar su primer gran proyecto de Primera División con el equipo rojillo.
En el otro, un viejo conocido de Pamplona: Íñigo Pérez y su Rayo Vallecano iban a ser el segundo examen del italiano en su nueva casa. Los madrileños salieron con un 11 inicial muy reconocible, a pesar de comenzar el próximo jueves 25 de septiembre su andadura en la Conference League.
Para los locales, el choque contaba con la dificultad añadida de no alinear a su mejor artillero, Budimir, después de la acumulación de minutos con Croacia en el parón de selecciones.

Raúl se disfraza de Budimir
El trío atacante de la franja ya ha mostrado en lo que lleva de competición el peligro que se gasta. Isi, Álvaro y De Frutos son intocables para su entrenador. Ni la llegada de un nueve puro como Alemão ni la previa del debut europeo hicieron dudar a Íñigo de su presencia en el partido.
Sin embargo, Osasuna ha fichado a un futbolista que podría convertirse en un mosquetero más: Víctor Muñoz. El joven atacante osasunista le hizo la vida mucho más fácil a Raúl García de Haro y volvió loco a Vertrouwd, que sustituyó a Luiz Felipe en el minuto 10 por problemas físicos.
Al neerlandés se le vio algo verde y tuvo la mala fortuna de, en un buen centro de Boyomo, despejar el balón y dejar sin oposición a la referencia rival para que este se vistiese de Ante Budimir.
El Rayo dio un paso adelante, pero los contragolpes de Osasuna eran demasiado peligrosos. El meta del Rayo tuvo que estar muy atento en las salidas, ya que Víctor Muñoz pasaba de cero a 100 cuando la pelota sobrepasaba la espalda de los centrales. Batalla tuvo que realizar una palomita a un disparo desde la frontal para evitar el tanto del eléctrico delantero.
No todo eran risas para los locales. Una rodilla separó al reciente internacional español, De Frutos, de marcar el empate. El VAR ratificó la decisión del linier.
Herrera tampoco vivió los primeros 45 minutos aliviado. Isi desquició a la zaga rival y, de nuevo, De Frutos a punto estuvo de tumbar la portería con un remate al poste.
El vibrante ritmo del partido continuó de la misma manera hasta el final del primer periodo, pero el marcador no se movió.
Tajonar sentencia
Los de Lisci salieron algo menos propositivos del túnel de vestuarios. Seguramente, la actitud la provocó el conjunto vallecano, que se lanzó a la ofensiva en busca del gol del empate.
El cerco alrededor de Sergio Herrera era cada vez mayor, pero nadie estaba estirando el campo como hizo Víctor Muñoz en la primera mitad para Osasuna.
La presión añadida no se tradujo en ocasiones a favor de los visitantes, y la falta de sustos permitió a los locales arrancar la moto una última vez. Con Budimir ya en el campo, el decisivo fue Iker Benito, pupilo de Lisci el curso pasado en el Mirandés.
Moncayola puso la calma y vio la carrera del centrocampista. El balón largo fue perfecto, pero el control, incluso mejor. Iba completamente solo, tanto que parecía que, al inicio de la jugada, estaba en posición de fuera de juego, pero no, partió de su propio campo. Iker Benito, con mucha sangre fría, se plantó ante Batalla y definió con mucha calidad para sentenciar el partido.
El Rayo entregó la cuchara y Osasuna pudo aumentar su ventaja, pero las malas decisiones en tres cuartos de campo impidieron más cambios en el luminoso.

Jugador Flashscore del partido: Moncayola (Osasuna).