Llevando el número 33 de canterano a la espalda, sin nombre en la camiseta, con el rictus decidido que anticipaba lo que le aguardaba en el futuro y dejando destellos de calidad que encerraban un talento descomunal. Así fue el estreno de Kylian Mbappé (25) con el Mónaco. Salió en el 88' y sólo disfrutó de unos minutos, pero fue suficiente para ilusionar a propios y extraños.
Aquella tarde, en el Estadio Luis II el resultado (1-1) fue lo de menos. Lo más importante fue que comenzaba a escribirse el futuro de una estrella y, casualmente, su porvenir estaría ligado a algunos de los eventos acontecidos esa noche de diciembre de 2015.
Sin ir más lejos, el hombre por el que La Tortuga ingresó en el terreno de juego fue Fabio Coentrao. El portugués jugó cinco temporadas en el Real Madrid y ganó dos Champions League (2014 y 2017) con el conjunto merengue. Por tanto, el lateral zurdo ya había vivido dos de los anhelos más profundos del entonces adolescente galo: vestir de blanco y conquistar la Orejona con el Rey de Europa.
Tras mucho pelear, nada menos que siete años de dimes y diretes con el Paris Saint-Germain y Catar, Kyky, el genio de Bondy, se encuentra en el primer año del resto de su vida. Ya es merengue y, aunque el comienzo no está siendo nada fácil, ha decidido poner todo de su parte con el objetivo de convertirse en una leyenda en el Santiago Bernabéu.
Hombre de negocios
En apenas nueve años de carrera, los logros deportivos le han permitido formar todo un imperio económico a Kylian Mbappé. El campeón del mundo en 2018 se ha embolsado varios millones de euros en este tiempo y los ha destinado a diferentes fines.
De hecho, mediante su sociedad de inversiones, adquirió el pasado mes de septiembre el 80% del Caen, equipo contra el que debutó como profesional y que ahora se encuentra en la Ligue 2. Con dicha operación, se convirtió en el propietario más joven de la historia del deporte rey y cerró el círculo de un hito que hoy se encuentra de aniversario.