Si de algo sabía Xabi Alonso como jugador era de ejercer de organizador del juego. Equilibrar al equipo en la parcela ancha, aun sin ser un portento físico, y especialmente, liderar la sala de máquinas, ordenando a sus compañeros sin balón y ejecutando el plan del entrenador, ya sea con pases cortos en apoyo o con desplazamientos en largo buscando el lado débil del rival.
Ahora el donostiarra tiene a dos futbolistas con cualidades para ello. Muy distintos a él. Y diferentes también a Kroos y Modric. Uno es Ceballos, que no parece entrarle por el ojo. El otro es Arda Güler.
El turco fue el elegido en el Mundial por él para completar la transición que ya Ancelotti había comenzado colocándole en el centro del campo. Nada de delantero ni de extremo derecho a pierna cambiada. Para Alonso, Güler debe ser su faro, el guía en el centro del campo. El que, sin desdeñar en absoluto su labor defensiva, aproveche el trabajo sucio de Tchouaméni y la entrega sinigual del omnipresente Valverde, para poder abrir las cerradas defensas que le esperan al Real Madrid.

A la tercera, ¿irá la vencida?
Güler comienza su tercera campaña vestido de blanco. Durante las dos primeras se negó en redondo a ir cedido. Él quería demostrar su valía, pero había un plan para ello. Lento, más de lo que esperaba, pero seguro. Desde el punto de vista físico, el cambio se nota a distancia. Pero también desde el punto de vista táctico, más que técnico. Ahí es donde también se ha esforzado lo suficiente como para ganarse ahora la oportunidad de ser titular.
Es, pues, su hora, la que ha estado esperando desde que su fichaje por el Madrid. De su zurda dependerán muchas de las cosas que pasen a nivel ofensivo. Tiene un buen maestro para ello. Pero ni será el nuevo Xabi Alonso ni el nuevo Kroos ni el nuvo Modric. Será Arda Güler. Y en sus botas y mente está el aprobar con nota esta oportunidad.