Pregunta: ¿Cómo acabó en Japón?
Respuesta: Mis dos últimas experiencias en España habían sido con equipos que había cogido a mitad de temporada, en situaciones complicadas, y me apetecía me apetecía iniciar un buen proyecto desde el inicio. Creo que, al final, un entrenador necesita su tiempo para poder trabajar con el equipo, y me apetecía mucho salir fuera. No imaginaba que fuese Japón, pero sí quería salir fuera y probar una nueva aventura fuera de España. Se dio la opción de venir a Japón por mediación de mi segundo, que estuvo hablando con diferentes representantes, y que siempre me acompañaba en España.
Vine a Japón a hacer 10 días unos clínics con unos institutos y una universidad. Fueron muy bien. Aquí a la gente de Japón le gustó. Y tuve la suerte de que uno de los mejores equipos de Japón había pasado un año que no fue bueno y se había quedado en blanco, no había ganado ningún título, y, bueno, cambiaron al entrenador y apareció mi nombre entre los candidatos. Hicimos un par de entrevistas telemáticas, les gustó lo que les expliqué.
En Japón se admira mucho el fútbol español, hablo de fútbol femenino, sobre todo. Se admira mucho el Barça femenino y la selección española femenina. Aquí la selección japonesa femenina también es una selección potente. Y, bueno, todos esos condicionantes ayudaron a tomar esa decisión el club. Vine para aquí y la verdad es que ha sido una experiencia muy buena.
P: ¿Qué recuerdos se queda de su etapa de futbolista?
R: Te diría muchísimos y a la vez pocos porque no tengo demasiada memoria. En mi vida yo crecí con el fútbol. Digamos que desde los 10 años estaba ya en el Barça, desde los 7 estaba en un torneo que ya controlaba el Barça, de fútbol base, que jugábamos en los campos que había al lado del Camp Nou, campos de tierra donde ahora están los aparcamientos, y con 10 años ya empecé en el equipo más pequeño del Barça que era el Benjamín en aquel entonces. Y bueno, claro, desde los 10 años hasta los 20, pues mi vida fue creciendo en función de también cómo crecía como futbolista. Fui subiendo categorías en el Barça, fui yendo a la selección catalana, después a la selección española con 15 años, pude viajar por el mundo, viajar por Europa, era capitán también de la selección española con esa edad. Pues imagínate, diría que mi vida es eso, mi vida creció a medida que yo crecía como futbolista.
"Ganar una medalla olímpica es un recuerdo imborrable"
Me hizo madurar pronto porque ya con 15-16 años ser capitán de la selección española y tener que irte a jugar un Campeonato de Europa o tener que irte a jugar un Mundial sub-17 a Ecuador, pues eso te hace que cojas más responsabilidades. Y bueno, todos esos recuerdos que me llevo, sobre todo las situaciones con el Barcelona por lo que era el día a día y con la selección por lo que era jugar. Tuve la suerte de jugar tres campeonatos de Europa y un mundial, además de una Olimpiada Universitaria y en el año 2000 pues poder jugar en los JJOO de Sídney. Imagínate el recuerdo de jugar una Olimpiada y ganar una medalla olímpica en el estadio donde estaba la llama olímpica, en esa final donde jugamos contra Camerún y perdimos en los penaltis. Pues esos son recuerdos imborrables, el conseguir esa medalla.
Después, me hice profesional, tuve la suerte de caer en el Rayo Vallecano y de caer de pie. Fue un año increíble, ya no solo a nivel personal, ya que jugué la mayoría de partidos e hice siete goles. De ahí pude ir a la selección olímpica e incluso a nivel de equipo, con el Rayo, durante varias jornadas fuimos líderes de primera división en la primera vuelta. Para un equipo como el Rayo, aquello era increíble. Recuerdos de esa época, pues bueno, mi debut en Primera División.
Yo creo que nunca me olvidaré de mi debut en primera división. Recuerdo cuando debuté, cómo fue cuando pitó el árbitro al inicio del partido, entonces pensé; “Jordi, ya lo has conseguido, ya has debutado en Primera División”. Hasta que el árbitro no pitó el inicio del partido estaba nervioso, nervioso de decir yo quiero jugar en Primera División. Y eso pues seguramente sea mi mejor recuerdo. Además, ese partido justamente jugábamos fuera de casa en campo de Atlético de Madrid, entonces el Vicente Calderón, y ganamos 0-2 y yo marqué un gol. O sea que un debut inmejorable.
P: ¿Echa de menos jugar?
R: Echo muchísimo de menos jugar. Yo creo que lo peor de un futbolista es retirarse y cuando te haces ya mayor no poder competir o no poder jugar a un nivel, ya no digo igual, pero sí a un nivel parecido al que tenías. Las piernas empiezan a no irte bien, coges un poco de peso, pierdes esa agilidad y ostia, se echa muchísimo de menos jugar al fútbol porque luego te pones a jugar en diferentes pachangas o torneos y ves que el nivel no es el mismo, no te sientes a gusto, ves que lo que has sido ya no lo eres, ya no es el fútbol que tú has vivido y se echa muchísimo de menos, muchísimo.
P: ¿Cómo fue su experiencia en La Masía?
R: No viví en La Masía como residencia, ya que, por suerte, mis padres me podían llevar todos los días a entrenar con el coche después de trabajar. Entonces yo vivía en mi casa y cada tarde me iban a llevar mis padres en coche a poder entrenar. Como crianza de La Masía, como fútbol base, como ser un jugador de la cantera, pues evidentemente vas creciendo con unos valores diferentes a los de otros clubes, intentan inculcarte el respeto y tienes muy buenos entrenadores, muy buenos formadores.
Creo que eso cada vez se ha ido mejorando mucho más y bueno yo recuerdo ya en aquella época que La Masía era un referente y una manera de vivir, incluyendo la residencia, que atraía a muchísimos más jugadores. Muchos jugadores se decantaban en el fútbol base por venir a Barcelona porque eran criados en La Masía, porque allí los controlaban y los cuidaban muy bien.
"Lo que ha hecho Flick es increíble desde el inicio"
P: ¿Cómo ve al Barça de Flick con tantos canteranos?
R: Lo he dicho desde el principio; yo creo que lo que ha hecho Flick es un milagro. Es un milagro. Lo que ha hecho Flick es magia. Ahora nos hemos acostumbrado o hemos normalizado que un Barça con Gerard Martín, con Cubarsí, con Lamine Yamal, que tiene 17 años, con Fermín, con Gavi después de un cruzado roto, con todo ese tipo de jugadores, con Ferran Torres de titular, le compita y le gane al Madrid. Al Madrid de los Galácticos, otra vez, de Mbappé, Vinícius, Bellingham, Rodrygo, Valverde, Tchouaméni, Camavinga... Yo creo que es magia. Es magia.
El trabajo que ha hecho Flick ha sido increíble. Pero es que fue increíble desde el inicio. Cuando empecé a ver los partidos de pretemporada, nada más llegar, que el Barça tenía un problema económico muy grande y tenía una plantilla muy justa y jugadores que no acababan de llegar a la gira todavía. Fue con todavía muchos más chavales del Barça B. Y lo veías competir ya los primeros partidos y decías ¿Pero esto qué es? ¿Cómo ha conseguido este hombre motivar y que los jugadores le crean como le están creyendo? Un grandísimo trabajo, el de Flick. Un grandísimo trabajo. Yo creo que era la apuesta que necesitaba el Barcelona. Ir a un entrenador sobre seguro. Pero yo creo que nadie pensaba o se imaginaba que saldría tan bien.

"En el Rayo viví el mejor año de mi vida"
P: ¿Cómo recuerda su paso por el Rayo Vallecano?
R: Estuve en dos etapas y las dos fueron buenísimas, incluyendo el mejor año de mi vida. El primer año que fue cuando salgo ya del Barça B y ficho por el Rayo, y es el año que te he comentado antes, que debuté en Primera División, que nos quedamos líderes durante algunas jornadas, que yo hice siete goles, que se clasificó al final el equipo para competición europea. Pues aquel año es el mejor año de mi vida. Una comunión con el club, con la afición sobre todo, la afición de Vallecas. Fue un año mágico. Cómo vibraban con nosotros, les caí bien, coreaban mi nombre, ganábamos partidos, hacía goles, lo celebrábamos juntos. Fue un año impresionante.
Estábamos con la familia de Ruiz Mateos, con sus peculiaridades, pero que en aquel momento nos trataban muy bien. Fue un año mágico, fue un año mágico. Como ya lo he dicho, soy lo que soy en mi vida y tengo lo que tengo gracias al Rayo Vallecano. Siempre, siempre, siempre les estaré agradecido por darme la oportunidad de poder ser lo que soy. Está claro que yo he estado toda mi vida en el Barcelona, que soy culé desde pequeñito, pero mi corazón también, una gran parte de mi corazón, es del Rayo Vallecano.
"Zaragoza me dio estabilidad y el club me dio muchísimo currículum"
P: ¿Cómo vivió su experiencia en el Zaragoza?
R: Mi experiencia en el Zaragoza difícil de explicar. Fueron cuatro años que a nivel de títulos fueron maravillosos; conseguimos dos copas del rey conseguimos y un ascenso. Se descendió pero yo no estaba cuando se descendió, ya que me habían cedido al Rayo Vallecano, o sea que ese descenso yo no me lo apunto, sí me apunto el ascenso porque conseguimos ascender al año siguiente cuando volví de la cesión al Rayo. Yo volví al Zaragoza en segunda división, tenía contrato y tuve que volver, y conseguimos el ascenso a primera división que yo lo consideraría casi como un título más o casi más importante con título porque fíjate la cantidad de años que lleva en segunda división sin poder ascender. Es muy difícil ascender.
A mí, Zaragoza y el Zaragoza me dieron la estabilidad económica y el club me dio muchísimo currículum y palmarés. Allí viví muy bien, jugué con grandísimos jugadores internacionales de la talla de Sávio, Esnáider, Paco Jémez, Toro Acuña… es que bueno claro la lista es tan larga que seguro que me dejo muchísimos jugadores muy muy importantes.
A nivel individual no fue muy bueno no fue muy bueno, yo recuerdo que yo fiché cuando Lillo era entrenador, me fichó Juanma Lillo, hice la pretemporada con él muy bien, pero me marché a los Juegos y cuando volví lo habían destituido y entró un entrenador totalmente diferente a Juanma Lillo, que es un entrenador visionario, es súper moderno, con una manera de jugar muy atractiva, muy ofensiva, y entró pues bueno el típico entrenador de la casa, clásico, que tira por lo seguro, que es mucho más defensivo y no funcionó. Fue una pena.
Sí que el año de Segunda División jugué prácticamente todo con Paco Flores y ascendimos, pero el año siguiente tampoco tuve continuidad y por eso te digo que fueron años con altibajos, con cosas muy buenas en el currículum, por los títulos, las vivencias allí y los compañeros, pero a nivel personal pues no nos salieron las cosas igual que en la etapa anterior.
P: ¿Está siguiendo el año del Rayo?
R: La temporada del Rayo Vallecano no te la puedo comentar porque no he seguido demasiado el fútbol español, claro, yo aquí estoy súper liado con mi equipo, me encargo de ver los vídeos, de analizar al rival, de analizar nuestros partidos, preparar entrenamientos, veo a veces el Barça, veo a veces el Madrid, veo también el femenino, pero no me da tiempo a seguir al Rayo, no me da tiempo, lo siento, no te lo puedo valorar.

Tampoco estoy pudiendo seguir demasiado al Zaragoza, sé que coquetearon con el descenso, pero espero que Gabi pueda tomar el impulso de salir de esa situación, asentarse en una zona un poco más cómoda y el año siguiente poder afrontar el reto de subir a Primera División.
P: ¿Qué recuerdos tiene de los Juegos Olímpicos de Sidney 2000?
R: Fue una experiencia maravillosa, maravillosa en todos los aspectos, no sólo por conseguir la medalla, no sólo por el aspecto futbolístico, sino por todo lo que viví. Yo creo que vivir unas Olimpiadas es algo mágico, por el ambiente que se genera de compañerismo, de cordialidad entre diferentes razas, diferentes pueblos, diferentes personas. Fue un choque cultural enorme donde todo el mundo intenta ayudarse. Y ya te digo que fue muy bueno.
Y eso que el fútbol tiene diferentes sedes para no estropear los campos, y a Sidney no llegamos hasta semifinal y final. Antes estuvimos en Melbourne y Adelaida, o sea, lejos de lo que eran las Olimpiadas. Pero una vez estuvimos ya en Sídney, pues lo que te digo, sorprende sobre todo el gran ambiente de colaboración que hay entre diferentes deportistas. Nosotros no estábamos en la Villa Olímpica, estábamos en unos apartamentos en el centro de Siney, muy cerca de la Ópera de Sidney, de la bahía. Y fue brutal, brutal ese ambiente que se veía.
Además, el hecho de poder disfrutar un partido con la llama olímpica al fondo, conseguir una medalla. Yo siempre de pequeñito había sido muy fan de la película de Carros de Fuego, de la música, de todo el mensaje de esa película, de todo lo que trabajan para conseguir esas medallas.
Y, vamos, verme con una medalla fue increíble, aunque yo de pequeñito soñaba con jugar Mundiales, en el fútbol el Mundial siempre es más importante que la Olimpiada. Pero además de jugar Mundiales, yo quería ser como los de Carros de Fuego, yo quería ganar una medalla, y tuve la suerte de conseguir una medalla de plata. En la semifinal, cuando ganamos y ya nos aseguramos plata, yo me teñí el pelo. Para mí el haber conseguido una medalla ya era un sueño, era entrar en la historia para siempre y el conseguir igualar lo que habían conseguido unos protagonistas que a mí me emocionaron mucho cuando yo era pequeñito, por el afán de superación y de entrenamiento para conseguir una medalla olímpica, como en la película de Carros de Fuego, además de esa banda sonora que todavía me pone los pelos de punta.
"Fue un palo perder el oro en Sidney, pero Camerún tenía un equipazo"
P: ¿Qué sensación dejó esa plata, después de ir ganando la final ante Camerún por 2-0 y caer en los penaltis?
R: La sensación de que Camerún tenía un equipazo. Camerún se había cargado al Brasil de Ronaldinho, si no me equivoco. Tenía jugadores como Eto'o, M'Boma, creo que se llamaba, Geremi, Lauren. Nosotros éramos un equipo de la selección española que no llevamos a ninguno mayor de 23 años. Creo que Camerún tenía el cupo, que eran tres, igual que Chile llevó a Zamorano. Creo que Camerún también llevó a algunos. Estaba Kameni en la portería. Tenían un grandísimo equipo. Y sí que fue un palo. Fue un palo porque teníamos el oro en la mano. Íbamos ganando por dos.
Luego es cierto que tiramos de épica porque nos expulsaron a dos jugadores, quizás de una manera un poco rigurosa. Nos quedamos con dos menos y aun así aguantamos toda una parte de la segunda parte y toda la prórroga la aguantamos con dos jugadores menos. Y llegamos a los penaltis. Ahí no tuvimos opción, fallamos muchos penaltis. Y no te puedo decir tristeza porque es que conseguir la medalla ya era un premio muy grande. Por lo que yo sentí, sinceramente sí que claro, evidentemente el oro es lo máximo, pero conseguir la medalla de plata, más allá de perder un partido, que nunca nos gusta perder un partido a los deportistas, pero sí que es verdad que la superioridad rival era grande y que aguantamos mucho tiempo con dos jugadores menos. Fue una final que se puso muy bien al principio pero que después fue casi milagroso que llegáramos a los penaltis.

"Nuestro futuro no dependía de los 30 días de los Juegos, vivíamos realidades diferentes"
P: ¿La experiencia olímpica la vive diferente un futbolista con respecto a otros deportistas?
R: Sí, sí, totalmente. No sé cómo lo siente un atleta, pero sí que es verdad que compartimos avión, compartimos trayecto, compartimos experiencias, hablábamos bastante con diferentes atletas de diferentes deportes y para ello era lo máximo. Pero no solo era lo máximo como competición, sino que era su sustento en la vida. O sea, muchos dependían de las becas que podían conseguir en la Olimpiada de una buena marca. Nosotros en la Olimpiada no ganábamos dinero para lo que ganábamos en el fútbol. O sea, son dos maneras totalmente distintas de enfocar. Nosotros íbamos a la Olimpiada no a ganar dinero, ya que realmente no lo ganábamos. Ahí íbamos a ganar una medalla y a disfrutar del fútbol y a competir contra otras selecciones.
Pero nuestro futuro no dependía de esos 30 días. Nuestros contratos ya eran muy grandes en nuestros clubes. Vivíamos realidades totalmente diferentes. Los atletas se jugaban su futuro, muchos de ellos, en esas pruebas, en esos 15 segundos o un minuto y medio según la prueba que tengas que hacer, si es de velocidad, si es un poco más de resistencia. Ellos se lo jugaban en esas situaciones y se notaba. Y trabajaban, aparte, nos explicaban que trabajaban muchísimas horas para conseguir esas rutinas, esos entrenamientos. Los nadadores, los tenistas, los boxeadores,… todos. Y nosotros éramos los privilegiados que ganábamos mucho dinero trabajando dos horas al día.
Vivíamos realidades muy diferentes, que al final es la realidad que te da el mundo del fútbol o el mundo del baloncesto, quizá, no lo sé, el de fútbol seguro, si lo comparas con las de otras especialidades que tienen que trabajar muchísimas horas y que su punto más alto para su futuro es justamente la Olimpiada. Conseguir una medalla les salva la vida, les encarrila un poquito la vida por las becas que pueden recibir. A nosotros, económicamente, no nos suponía absolutamente nada para los contratos que teníamos en el club.