Centro de datos del Athletic-Real Madrid
San Mamés es un templo del fútbol moderno. Una idea colectiva en la que la intensidad en la presión en campo rival y la velocidad en conducción son innegociables. A partir de ahí, se explota el talento individual, ya sea en carrera con Iñaki Williams, en el regate con Nico, en el disparo lejano con Sancet o en las múltiples opciones que ofrecen los elegidos por Ernesto Valverde. Y eso lo ejecutan a la perfección aunque delante esté todo un Real Madrid.
A los blancos hay que ganarles siendo más rápidos, más fuertes y llegando más lejos. Y aun así, lo mismo no te da. Eso le pasó al Athletic en la primera mitad. Tuvieron en su mano a los de Ancelotti, apretaron, mas no lo suficiente. Pero sí lo hicieron en la segunda con Berenguer y Guruzeta como ejecutores. Y así se llevaron un merecido triunfo.

Un Madrid asfixiado
A los tres minutos, Courtois ya había tenido que hacer su parada milagro de cada día a disparo de Iñaki tras pérdida de Asencio. A la media hora fue Berenguer, tras un taconazo del mayor de los Williams, el que mandó al limbo una inmejorable ocasión. El Madrid estaba desbordado, ahogado, sin ideas para jugar por mucho que Ceballos pidiera la bola. Con Tchouaméni a su lado, sacrificado Brahim, el sevillano sólo tenía a Rodrygo, Mbappé y a veces Bellingham por delante de él. Y mucho rojiblanco hambriento por robarle el balón.
Lo único positivo que hicieron los blancos en esa primera mitad fue un picotazo que casi duerme a los leones. Una acción en la que terminó marcando Mbappé. El gol fue anulado por fuera de juego. Si bien la pelota venía de un rechace, este fue consecuencia de un tiro de Fran García. Y en ese instante, sí estaba el francés adelantado. Sánchez Martínez, árbitro, fue llamado por el VAR, pero no para revisar líneas sino para comprobar si a Rodrygo le habían hecho penalti. Parecía que sí, que Gorosabel lo zancadilleó con sutil intención, pero tras verlo 700 veces decidió que no iba a pitar nada. Huy, huy, huy.
La indecisión de Asencio y de Mbappé
Al descanso se llegó con el 0-0 porque el Athletic no transformó en más ocasiones su amplio dominio. Pero pronto iba a cambiar. A los ocho minutos de la reanudación, un centro de Iñaki Williams lo dejó pasar Asencio, y aunque Courtois hizo una primera parada, ya no pudo detener a Berenguer, que empujó la pelota a la red para hacer el 1-0.
Ancelotti no esperó más y metió a Brahim por Ceballos. Al poco, una carrera de fe de Rodrygo permitió a Mbappé disparar solo... al bulto, allí donde estaba Agirrezabala. Luego, el mismo portero haría de villano y de héroe. En una mala salida, golpeó en la cabeza a Rüdiger. Penalti claro. Mbappé decidió tirarlo y... los gritos de ¡Julen, Julen! retumbaron en la Catedral cuando evitó el empate. Pena máxima para Kylian.
Bellingham y Guruzeta, hombres de fe
Espoleó ese fallo de Mbappé a sus compañeros y a él mismo. Un disparo durísimo del francés se lo quitó como pudo Agirrezabala, pero Bellingham fue el más rápido al llegar al rechace para establecer el empate. ¿Una nueva remontada? Pues no. Falló Fede Valverde en un grosero error y Guruzeta lo aprovechó plantándose ante Courtois y ganándole el mano a mano para colocar el 2-1.
Se la jugó, quizás demasiado tarde, el técnico del Madrid sacando a Güler y a Endrick ya rozando el minuto 90. Pero no hubo fumata blanca sino rojiblanca en cuanto el colegiado pitó el final de un partido que mereció ganar un Athletic que duerme en zona Champions.

Jugador Flashscore del partido: Agirrezabala (Athletic de Bilbao).