En circunstancias normales, el equipo derrotado, una vez superada la decepción de perder un partido tan prestigioso, se sacudiría el polvo y volvería a la carga.
Rében Amorim se juega su credibilidad
Ahora que el Manchester United atraviesa una dolorosa transición bajo la batuta de Rúben Amorim, una victoria proporciona una plataforma a partir de la cual el portugués puede empezar realmente a construir la visión que tiene del club.
Una derrota no hace todavía insostenible su puesto, pero no contribuirá en nada a su credibilidad.
En cuanto a Ange Postecoglou, el increíble bajón de forma de su equipo, el Tottenham, esta temporada, a pesar de las lesiones, ha hecho que el australiano hable claro.
Existe la sensación de que si los lilywhites no ganan su primer trofeo en 17 años y 86 días (la Copa de la Liga 2007/08 con Juande Ramos), el técnico será relevado de su cargo y el club volverá al punto de partida.
Es como si la jerarquía del club del norte de Londres no hubiera aprendido nada de su anterior trato a los entrenadores.
Construir una plantilla capaz de competir por los títulos de plata requiere una inversión financiera constante y a menudo lleva años, nada de lo cual Daniel Levy y sus compañeros del consejo parecen haber comprendido.
La Liga de Campeones espera... a los 16º o 17º clasificados de la Premier League
Esta es la sexta final inglesa de una gran competición europea, y casi con toda seguridad la más vergonzosa. Es una farsa que equipos que ocupan los puestos 16º y 17º de la Premier League vayan a jugar la Liga de Campeones la próxima temporada si ganan el miércoles por la noche.
Los Spurs han estado involucrados en otras dos finales europeas contra equipos ingleses compatriotas, venciendo a los Wolves por un global de 3-2 en la final de la Copa de la UEFA 1971/72 y perdiendo ante el Liverpool en la final de la Liga de Campeones 2018/19, mientras que una victoria sobre el Anderlecht en la final de la Copa de la UEFA 1983/84 (hace 40 años y 363 días) fue su último gran honor europeo.
El pedigrí europeo del Manchester United no da mucho que hablar, y la del miércoles por la noche será su novena gran final europea. Sólo el Liverpool (15) ha alcanzado más entre los clubes ingleses.
Sin embargo, los Diablos Rojos tendrán que recurrir a su buen momento de forma en la competición de esta temporada para llegar con confianza al partido.
El United no ha ganado a los Spurs en sus seis últimos enfrentamientos.
Son el único equipo invicto en las grandes competiciones europeas esta temporada, con nueve victorias y cinco empates en 14 partidos de la Europa League de la UEFA.
Sin embargo, los Spurs han ganado sus tres enfrentamientos en todas las competiciones en lo que va de temporada; dos en la Premier League (3-0 fuera, 1-0 en casa) y uno en la Copa de la Liga (4-3 en casa).
Aunque el United no ha ganado al Tottenham en sus últimos seis partidos, nunca ha estado siete sin ganar contra ellos y tampoco ha perdido cuatro partidos seguidos contra ellos.
Ambos equipos son más que capaces de desplegar un fútbol agradable a la vista, aunque no se puede obviar el hecho de que, en la actualidad, como colectivo, adolecen de una grave falta de confianza.
Es como si algunos jugadores tuvieran miedo a equivocarse, en lugar de ser valientes y aceptar que los errores forman parte del aprendizaje.
Este miércoles, cualquier jugador que no tenga la cabeza completamente en el partido será descubierto en el escenario más grande, y en ciertos casos, podría significar el final de su trayectoria en cualquiera de los dos clubes.
Bruno Fernandes es el hombre a seguir
No será el caso de Bruno Fernandes, que sigue siendo el hombre de confianza del United y sin duda volverá a ser clave.
En lo que va de Europa League, el futbolista portugués ha realizado 35 pases que han roto la línea defensiva rival, y 24 pases de ruptura de línea al área.
El Tottenham no tiene una figura similar, por lo que intentará limitar la influencia del portugués cerrándole las vías de pase y poniendo a alguien sobre él durante los 90 minutos.
Fernandes ya se ha mostrado petulante en ocasiones anteriores, y si los jugadores del Tottenham pueden atacarle desde el pitido inicial, es probable que se ponga nervioso. Eso no ayudará a un equipo que se ha venido abajo como una baraja de naipes cuando se ha visto sometido a presión.
Si el ataque es realmente la mejor forma de defensa, al menos ambos equipos han demostrado algo en ese sentido en la competición de esta temporada. Sólo el Athletic Club (30) ha tenido más disparos a puerta tras pérdidas de balón elevadas que el United (23) y los Spurs (22). Además, los de Amorim son también colíderes en ataques directos (32, igual que el Lyon).
La actualidad no da pistas sobre quién se llevará el título europeo
En cuanto a la forma actual, ambos equipos sólo han ganado sus semifinales europeas en sus partidos más recientes. El United ha perdido contra el Brentford, el West Ham y el Chelsea en la Premier League, mientras que el Tottenham ha empatado con los Hammers y ha perdido contra el Crystal Palace y el Aston Villa.
En ese sentido, francamente, ninguno de los dos equipos tiene nada que perder y bien podrían ir a por todas como hicieron en su partido de cuartos de final de la Copa de la Liga.
En aquella ocasión, el equilibrio del juego estuvo bastante igualado en su mayor parte.
El United apenas superó en posesión (54% a 46%), tuvo ligeramente más pases (481 a 423) y una precisión ligeramente superior (83% a 81%).
Aquel partido, sin embargo, será recordado por los fallos de los porteros y por el 3-0 de los Spurs en un momento dado, así como por el gol de la victoria de Son Heung-min en un saque de esquina.
Un partido imprescindible para ambos equipos... y para ambos entrenadores.
Lo que habrá decepcionado a Rúben, aparte de ese resultado, y seguramente intentará inculcar a sus atacantes antes de saltar al césped de San Mamés, es su despilfarro de cara a portería.
20 disparos con sólo cinco tiros a puerta, frente a los nueve disparos totales de los Spurs, con seis tiros a puerta.
Está claro que no es sólo en ataque donde el United tiene problemas, pero al menos si jugadores como Rasmus Hojlund y otros meten el balón en la portería contraria, los Diablos Rojos tienen la mitad de posibilidades de ganar partidos.
Para ambos equipos, la final del miércoles es una oportunidad de redimirse y de hacer historia. Por muchas razones, es un partido que hay que ganar. Para los perdedores, podría ser el principio del fin.
