Centro de datos del Real Sociedad-Real Madrid
Imbuidos por el espectacular recibimiento de su afición a su llegada a Anoeta, los jugadores de la Real salieron al césped como si no hubiera un mañana -ni un partido de vuelta-, dispuestos a sacrificarse en una presión agresiva, de alta intensidad, que no le dio el rédito esperado porque Lunin se encargó, una vez más, de reivindicarse ante la ausencia de Courtois. El ucraniano frenó a Kubo e inmediatamente después salvó a los suyos tras un error en el despeje de Camavinga.
Sufría el renovado Madrid en esos compases iniciales porque intentaba salir con el balón jugado y la precisión brillaba por su ausencia. Obra y gracias de los txuri-urdin, lobos hambrientos con ganas de devorar a los corderos blancos. Pero a pesar de dominar, de generar peligro y de someterlos, lo que llegó fue el gol de los de Ancelotti. Un robo del capitán Vini al bajar a defender, un pase de Bellingham al espacio y una definición de crack de Endrick bastaron para poner el 0-1.
Lunin, el muro
Los de Imanol respiraron profundamente, hicieron borrón y cuenta nueva y siguieron con su idea. Al fin y al cabo, no habían hecho nada mal. Brais Méndez lo intentó, pero se encontró con Lunin. Como Vinícius con Remiro tras otro contragolpe. La tensión aumentaba en el césped con Sánchez Martínez intentando calmar los ánimos, hablando varias veces con Oyarzabal y Vini, los del brazalete. Lo que no se calmó fue el ritmo, vibrante, con dos equipos hechos para atacar. Volvió a tener el empate la Real con Tchouaméni quitándole el remate a Oyarzabal tras un gran desborde de Barrene. Y éste mismo, tras romper de nuevo a Asencio, sufriendo como lateral, se encontró con Lunin.
Con el Madrid defendiéndose se llegó al descanso instantes después de que el árbitro tuviera que activar el protocolo antiracista por los gritos de "Asencio, muérete" de algunos aficionados. El canario, con amarilla, se quedó en el vestuario cuando las hostilidades se reanudaron. Y de qué manera. Lunin se hizo gigante ante Oyarzabal negándole un clarísimo gol con una parada de balonmano. Y Endrick, después de otro control monumental, soltó un violento latigazo que hizo astillas la madera. Aún sigue temblando el larguero.
Era un toma y daca constante. La Real se envalentonaba por momentos. El Real no le perdía la cara al cuerpo a cuerpo. Una lucha de titanes con un desgaste físico enorme. Y mental, también. Porque la cesión de Fran García que casi le cuesta el empate fue fruto de no poder despistarse ni un segundo. Pero las picaduras del Madrid llevaban veneno mortal. Si los vascos amenazaban, allí que aparecía un tal Bellingham para enfriar el ambiente... y un tal Remiro para levantar la mano y decir que "en mi casa no". Qué paradón a contrapié para evitar el segundo en contra. Los de Ancelotti atacaron más y mejor en ese rush final para terminar marchándose con un triunfo y afrontar la vuelta en el Bernabéu, que será en abril, con esa ventaja de un gol.

Jugador Flashscore del partido: Lunin (Real Madrid).