Centro de datos del Real Madrid-Real Sociedad
Pues respiró al final el Madrid. Y podrá contar quien estuvo allí que el templo volvió a ejercer su mágica influencia para convertir en goleador a Rüdiger en una noche mágica. Pero no nos engañemos. Esta vez fue mejor la ReaI. Veámoslo.
Compareció al partido con inteligencia para no caer en la ansiedad de saber que tenía que remontar al Real Madrid y en el Bernabéu. Y acumuló confianza para que los nervios no le hicieran temblar cuando Endrick, novedad en el tridente ofensivo, se inventó una chilena que pudo ser el gol del año, o de la década. Y rezumó dosis de calidad, por supuesto, para encontrar el lado débil de los blancos, el de Lucas Vázquez. Por ahí, pillándole fuera de sitio, Barrene se plantó ante Lunin para colarle el balón entre las piernas, marcar el 0-1 y empatar la eliminatoria. Así se resume el primer cuarto de hora, con un Madrid sin chispa y una Real muy cómoda.
Endrick, el rey de la Copa
Pero es que a los de Ancelotti les gustan estas noches. Les pone que su afición empiece a murmurar, que haya algún pito que otro... entonces, cuando parecen estar peor, reaccionan y con una simple acción, como un pase de exterior de Vinícius al espacio, sacan sus garras para dejar claro al rival que quienes mandan son ellos. Y Endrick, con un hambre voraz y al que se la caen los goles, tiró una vaselina para superar a Remiro y anotar el 1-1 poco antes de la media hora. Quinto del chaval en Copa en otros tantos partidos. No le vino mal la presencia de un Elustondo frío, que no pudo calentar por la lesión de Aguerd.
Desde ahí hasta el descanso, el dominio ya fue claro del Madrid, donde Bellingham marcaba el ritmo mientras la Real perseguía sombras. Por fortuna para los de Imanol, el punto de mira rival no estaba bien calibrado y llegaron vivos aún a la segunda mitad. Y luego respiraron tras volver al campo cuando Remiro reaccionó a tiempo para impedir el gol olímpico de Rodrygo. Poco después llegó un cabezazo de Bellingham que se marchó fuera por nada mientras el portero impactaba su mano en la cara del inglés. Pidieron penalti, pero ni caso.

Cuando falla la actitud...
No eran buenas sensaciones las que manejaban los txuri-urdin en esos inicios de la segunda mitad, aunque en defensa sí funcionaban bien, ayudados por la falta de precisión de los locales. Y eso les permitía seguir vivos. Y crecer conforme avanzaban los minutos, con Zubimendi a los mandos. Así llegó una gran parada de Lunin a testarazo del centrocampista y el posterior remate de Oyarzabal, que maldijo en ese momento ser zurdo. Pero quien se lamentó de veras fue Alaba cuando metió el 1-2 en propia meta tras un jugadón de Pablo Marín desde la línea de fondo. Se veía venir porque los merengues habían bajado en ritmo e intensidad.
La locura copera
Con 20 minutos por delante, la Real soñaba con marcar un tercero. Y la fe de Kubo le dio una oportunidad a Oyarzabal de resarcirse del error anterior. No la desaprovechó el capi para hacer el 1-3 con otro ligero desvío de Alaba.
Pero como decíamos más arriba, es que al Madrid le pone estar contra la espada y la pared. Fue sacar de centro, una carrerita de Vini, un centro a Bellingham y gol del inglés para firmar el 2-3 de semivolea. Y no contento con ello, después de que el propio Vini fallase ante el portero por recrearse en demasía, apareció Tchouaméni para rematar con la testa y marcar, en colaboración con Remiro, el 3-3. El Bernabéu y sus milagros en cuatro minutos.
Lo que nadie esperaba es que la Real se levantara de semejante golpe. Pues lo hizo ya en el añadido con un Oyarzabal que aprovechó el error de Lunin en una salida para marcar el 3-4 y forzar la prórroga.
La prórroga
En el tiempo extra, atacó más el Madrid, pero sin buena definición de Vini y Mbappé. La Real, ni apareció en la ofensiva. Lo más llamativo ocurrió en la segunda parte cuando Alberola Rojas y Trujillo Suárez, éste desde el VAR, decidieron perdonar a Olasagasti una expulsión clarísima por una entrada criminal a Vinícius. Eso enfadó al madridismo, que sólo se calmó cuando Rüdiger, en el minuto 115, remató un centro de Güler y colocó el balón en el fondo de las mallas. Era el 4-4 y el billete para la final para el Real, porque ahora sí, los de Donosti ya no pudieron responder.

Jugador Flashscore del partido: Bellingham (Real Madrid).