El central, criado en la cantera del Real Madrid, que aún tiene un derecho de tanteo para 2026 y 2027, jugará como groguet después de que Marcelino insistiera en su llegada.
El sevillano destacó en las filas del Alavés, donde jugó cedido por el club blanco y fue una pieza clave en los babazorros, lo que motivó que el Nápoles pagara 12 millones de euros por su traspaso. Pero allí, en el campeón de Italia, no ha podido jugar con regularidad -apenas seis partidos la pasada campaña- por lo que se le abrió la puerta para volver a LaLiga.
El Villarreal, sin Albiol ni Bailly, necesitaba reforzar su zaga para una exigente temporada en la que disputarán la Champions, y Rafa Marín era el objetivo número uno para el técnico. Conseguido.
"Es un joven defensa central diestro de imponente talla y gran capacidad física. Es expeditivo en defensa y poderoso en el juego aéreo. Destaca por su facilidad para robar el balón y su fortaleza en el uno contra uno. También atesora un fantástico desplazamiento en largo". Así lo define el Villarreal, con el que se quedará, como mínimo, un año.