Una noche de hermandad y amistad entre la Atalanta y el Eintracht Frankfurt, dos aficiones unidas desde hace años y que se reencontraron en pleno "Deutsche Bank Park". En las gradas se vivía un ambiente festivo, con cánticos compartidos. Pero sobre el césped, la atmósfera cambiaba por completo: ahí tocaba luchar.
Para la Atalanta de Palladino, que venía de un doloroso 3-1 encajado en Nápoles en el debut del nuevo técnico; y para el Eintracht protagonista de una fase liga muy irregular, espoleado por el 0-0 en el "Maradona" pero preocupado, sobre todo por los duros 5-1 sufridos ante Liverpool y Atlético de Madrid.
Dos equipos necesitados de redención, para no dejar escapar el objetivo de los playoffs o, en el caso de la Dea, seguir soñando con la clasificación directa a octavos de la Champions League.
Mala suerte para la Dea: dos palos en 60 segundos
El primer aviso de la noche lo da el Eintracht, que intenta imponer su presencia desde el inicio. Chaibi, solo en la frontal, conecta un derechazo de primeras, pero Carnesecchi responde bien y se queda con el balón, mientras la Atalanta se mantiene concentrada y sólida. Poco después, Koch siembra el pánico entre los aficionados nerazzurri, ganando por alto en un córner: su remate de cabeza se va alto por poco. Dos sustos fuertes, suficientes para inquietar a los de Bérgamo, pero no para derribarlos.
A partir del minuto 15 todo cambia. La Atalanta adelanta líneas, toma el control del juego y empieza a mover el balón con orden, ritmo e ideas claras. La circulación se abre, se cierra, busca huecos en la defensa alemana. El Eintracht retrocede, intenta frenar el ritmo de los italianos, pero pierde intensidad y claridad. La Dea siente el partido bajo control y aprieta, decidida a encontrar un gol que, sin embargo, parece resistirse.
La media hora marca el punto de inflexión. Lookman se inventa una de las suyas: encara a Koch, lo supera y saca un derechazo al segundo palo. El balón golpea el poste y sale despedido. Sin tiempo para respirar: la pelota vuelve al área, Doan no controla, Scamacca llega y remata de primeras. Otra vez el palo, otra vez la mala fortuna. Dos palos en sesenta segundos, dos ocasiones clarísimas que se esfuman, una ventaja que sigue escapándose.
El Fráncfort, sacudido por los avisos de la Dea, intenta reaccionar. El equipo de Toppmöller avanza unos metros, prueba disparos lejanos con Doan y Chaibi, y busca colgar balones al área. Pero la defensa orobica se muestra firme y Carnesecchi está impecable en las salidas. La inercia sigue siendo de la Atalanta, que genera más, juega mejor, pero sigue peleando con una noche que parece maldita.
La última ocasión del primer tiempo también es para los italianos. Jugada rápida por la derecha, pase filtrado perfecto que deja a Bellanova solo en profundidad: el carrilero llega a línea de fondo y mete un centro tenso para Lookman. El nigeriano remata, pero la defensa alemana salva in extremis, bloqueando un gol que parecía cantado.

Arranque fulminante y triplete letal
La segunda parte es otra historia. La Atalanta vuelve al campo con una energía renovada, transformando la mala suerte del primer tiempo en combustible para arrollar al rival. A los siete minutos, Scamacca remata de zurda un balón peligroso: se va fuera por poco, aunque estaba en fuera de juego. Era la señal de lo que estaba por venir.
Al cumplirse la hora de partido, la Dea por fin rompe el muro. De Ketelaere toma la iniciativa por la derecha y pone un centro perfecto al segundo palo, donde Lookman conecta de volea con la zurda y marca el 0-1. Una liberación. Una explosión.
El Eintracht ni siquiera tiene tiempo de reorganizarse: los bergamascos recuperan el balón de inmediato, salen rápido y arman un contragolpe letal. Lookman ve el desmarque de Éderson y le mete un pase brillante: el brasileño define de derecha entre las piernas de Zellerer. Es el 0-2.
Apenas tres minutos después llega el tercero. Zappacosta cuelga un balón suave para Scamacca, que remata al larguero. El esférico bota delante de la portería y De Ketelaere es el más rápido en llegar: 0-3, partido sentenciado, estadio en silencio.
Uno, dos, tres: buenas noches, Eintracht. La Atalanta firma cinco minutos demoledores de fútbol total y se lleva una noche de fiesta también sobre el césped.

Para Palladino llega así su primera victoria en la Champions League y el primer triunfo en el banquillo nerazzurro. Tercera victoria en la fase liga para la Dea, que sube al 10º puesto con 10 puntos. El Eintracht, en cambio, cae al 28º, arrollado por una segunda parte de la Atalanta simplemente imparable.
