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El Inter se gusta en Bruselas contra el St Gilloise y sigue ganando en la Champions (0-4)

El júbilo de Lautaro Martínez con Pio Esposito
El júbilo de Lautaro Martínez con Pio EspositoBruno Fahy / Zuma Press / Profimedia

Los de Chivu fueron imparables: sufrieron en los primeros compases, pero luego golearon con cinismo y calidad. Dumfries, Lautaro, Çalhanoğlu y el joven Pio Esposito, que marcó por primera vez en la Liga de Campeones, fueron los goleadores.

El nuevo Inter de Cristian Chivu no deja de ganar y sorprender, triunfando sobre el Union St. Gilloise y afianzándose en la cabeza del grupo, con pleno de puntos y números de campeón: nueve goles a favor, cero en contra, tres éxitos en otros tantos partidos europeos.

Los nerazzurri son una máquina perfecta, capaz de sufrir en los primeros minutos de la noche bruselense y luego dar la vuelta al guión con la frialdad de los grandes equipos. El 0-4 final no es una victoria más: es la séptima consecutiva en todas las competiciones, la enésima demostración de fuerza y continuidad de un grupo que ahora parece no conocer el descanso.

Unión valiente, Inter glacial

No fue un primer tiempo cualquiera el que tuvo lugar en el Lotto Park: fue una historia con dos capítulos distintos y casi opuestos. En los primeros 20 minutos, el Union St. Gilloise impuso su ritmo con valentía, pressing alto y peligros continuos; en los últimos 10, en cambio, el Inter sacó a relucir la despiadada lucidez de los grandes equipos, golpeando dos veces con la precisión de un cirujano.

Desde el pitido inicial, los belgas optaron por atacar, no por esperar. Ni timidez, ni respeto reverencial: tres minutos bastaron para hacer sonar la alarma en la mitad de campo de los nerazzurri. David se deshizo de De Vrij y obligó a Sommer a desviar a córner, y entonces la presión se hizo tan intensa que la defensa del Inter tuvo que confiar en los reflejos del portero e incluso en una oportuna intervención de Lautaro en la línea de gol para evitar la desventaja. Fue un comienzo a tambor batiente, que obligó a Chivu a poner orden en sus coberturas mientras el centro del campo luchaba por respirar y encontrar profundidad.

El guon seguía siendo el mismo: el St. Gilloise presionaba alto, compacto, y aprovechaba cada salida imperfecta de los centrales del Inter para intentar un contragolpe. Las acciones belgas eran verticales, a menudo por las bandas, y obligaban al Inter a apretar, a cerrar los espacios centrales. Los nerazzurri intentaron reaccionar con paciencia: algunos sprints de Carlos Augusto, un par de arrancadas de Dumfries por la derecha y las primeras combinaciones para encontrar a Lautaro. Pero la maniobra sufría, faltaba el último pase y los disparos desde fuera del área no inquietaban seriamente a Scherpen.

A partir del 15′, las ocasiones más claras seguían siendo de los anfitriones. El panorama táctico es claro: el St. Gilloise no se limitaba a defender, sino que jugaba de cara y crea peligro: cuatro saques de esquina en los primeros 20 minutos fueron prueba de ello. El Inter sufrió, pero no se desconectó: trabajó pequeños movimientos, buscó la descarga para los jugadores exteriores y esperó el momento oportuno para desconectar.

Ese momento llegó al final del periodo. El primer destello llegó en el minuto 42: saque de esquina, Bisseck cabeceó en el área y Dumfries la tocó con la izquierda.

La reacción fue inmediata y fulgurante: en el 45′ llegó el segundo. Dumfries volvió a subir por la banda derecha, rompió la cadena defensiva con una jugada prolija y metió un balón que Pio Esposito transformó en una asistencia de primera para Lautaro. El argentino, tras el clamoroso error que había cometido unos minutos antes (cuando había intentado una finta sobre Scherpen y acabó fallando la ocasión), se tomó la revancha con una volea con la derecha al segundo palo, fría y definitiva.

Çalha hace el tercero, Pio Esposito cierra las cuentas

El Inter regresó de los vestuarios 2-0 arriba y con la certeza de que sólo tenía que controlar el tempo. Chivu hizo un cambio inmediato en la zaga: Akanji entró en lugar de De Vrij, algo cansado, y la línea defensiva se mantuvo alta y agresiva para no dar opciones a St. Gilloise.

El guión, sin embargo, no cambió mucho: el Union lo intentó, pero el Inter siempre dio la sensación de tener el volante en sus manos y no querer repetir la soferenza de la primera parte. Apenas transcurridos seis minutos, en el 52, el partido tomó definitivamente el rumbo de los nerazzurri. En un centro al área, Kevin Mac Allister tocó el balón con el brazo: penalti inevitable. Desde el punto de penalti, Çalhanoğlu hizo una carrera corta, miró a Scherpen y metió el balón dentro. 3-0 y se acabó el partido.

A partir de entonces, el Inter se manejó con la madurez de un equipo plenamente consciente de su valía. En el minuto 59 se produjeron tres cambios en bloque: Chivu retiró a Bastoni, Lautaro y Çalhanoğlu para darles respiro e introdujo a Dimarco, Sucic y Bonny. Carlos Augusto retrocedió a la línea defensiva, señal de un Inter que piensa más en mantener la solidez que en presionar.

Sin embargo, el Union trató de hacer menos amarga la derrota. En el minuto 65, Niang intentó un disparo desde la frontal del área con un zurdazo potente pero impreciso que se marchó desviado. Era la señal de un equipo que no se rendía, pero la sensación era que la tarde ya estaba marcada. El Inter bajó el ritmo, se pasó el balón, controló.

En el minuto 69 llegó el único lamento de la tarde: Pio Esposito, guiado por una gran carrera de Dumfries por la derecha, se encontró delante de la portería, pero chutó mal desviado. Fue un error que dejó al joven delantero con un sabor amargo en la boca por un momento, pero su noche no acabó ahí: unos minutos más tarde, a servicio del recién entrado Bonny, se redimió con una precisa conclusión en plancha que supuso el 4-0 y su primer gol en la Liga de Campeones.

A partir de ahí, fue pura administración. St. Gilloise lo intentó más con orgullo que con ideas, pero Sommer se mantuvo prácticamente inoperante. El Inter acompañó los últimos minutos con orden, serenidad y la conciencia de ser un equipo en pleno control de su propio destino.

Cuando sonó el pitido final en el minuto 93, el marcador reflejaba un 4-0: otra victoria clara, sin fisuras, con la portería aún imbatida y la sensación cada vez más palpable de un equipo que no sólo vence, sino que convence.

Jugador Flashscore del partido:  Çalhanoğlu (Inter).