Donnarumma, que la semana pasada fue criticado por los aficionados y los observadores por su falta de firmeza, volverá a la acción en Liverpool con la esperanza de ayudar a sus compañeros a arrebatarles la clasificación.
A la vista de las estadísticas, promete ser un reto inmenso, sobre todo teniendo en cuenta que ningún club inglés ha sido eliminado jamás tras ganar el partido de ida fuera de casa. La temporada pasada, sin embargo, el PSG logró la proeza de tumbar al Barcelona, pese a los pronósticos en contra.
Gianluigi Donnarumma no estuvo especialmente brillante. En cambio, consiguió no comprometer a su equipo. Este martes tendrá que realizar una actuación ejemplar e intentar acercarse a la estratosférica actuación de su homólogo Alisson Becker en el Parque de los Príncipes.
Ya señalado en años anteriores por errores evitables, el guardameta italiano no tiene ahora más remedio que demostrar que puede formar parte de un equipo que aspira a la gloria en la Liga de Campeones.
Si nos atenemos a las estadísticas, Donnarumma ha estado muy por debajo de sus posibilidades desde el comienzo de esta campaña europea. Con 9 goles encajados en 9 partidos jugados, está claro que no es un seguro a todo riesgo...
¿Una rotación beneficiosa?
Esta temporada en París, más que nunca, el equipo de Luis Enrique se muestra seguro, tranquilo con y sin balón y, sobre todo, no se detiene ante nada para imponer su filosofía de juego.
Un equipo que quita tanto el balón a sus adversarios tiene un gran impacto en su defensa. Dispara menos veces que la media y, en general, el portero está mucho menos exigido. Así que es más difícil mantenerse en guardia cuando rara vez se está bajo presión.
Y eso es más o menos lo que le ocurre a Donnarumma, al que se mira con lupa aunque no tenga que hacer muchas paradas por partido. Desgraciadamente, tiene que fallar las menos posibles o arriesgarse a que penalicen a su equipo.
Es lo que ocurrió el miércoles en el Parque de los Príncipes, donde los Reds sólo dispararon una vez a puerta. Es cruel, pero así son los grandes equipos que deciden dominar sin reparar en gastos. El italiano sabe que tiene que estar impecable. "Aquí me siento apreciado por todos, el club me tiene mucho respeto. Estoy muy contento, ya me he orientado aquí, así que mi prioridad es quedarme", declaró en pleno mercado invernal de fichajes.
"Quiero quedarme y seguir porque ésta es mi casa. Me siento muy bien aquí y espero seguir haciendo un buen trabajo aquí", añadió unos días después, tras la victoria en Stuttgart.
Unas semanas más tarde, sin embargo, Donnarumma fue objeto de críticas a un año y medio del final de su contrato. Descansado por Luis Enrique el sábado en Rennes, el italiano vio cómo su rival Matvey Safonov encajaba un gol en la segunda parte. Desde hace algo más de un mes, se ha puesto en marcha una rotación bastante precisa con el objetivo de sacar lo mejor de ambos jugadores.
Sin embargo, no funcionó realmente hace seis días, cuando el ruso ocupó el puesto de su compañero en cuatro ocasiones -concediendo un gol, a Lilian Brassier-. Safonov ya había jugado un partido importante, en Múnich a finales de noviembre. No pudo evitar la derrota de los parisinos (0-1). Pero, en conjunto, convence relativamente en las rotaciones.
¿Y si Donnarumma fuera relegado por segunda vez consecutiva el martes en Anfield? Es poco probable, pero no sería sorprendente que Luis Enrique hiciera ese tipo de apuesta. En ese caso, no es seguro que el número 1 del PSG vea la rotación como un proceso beneficioso.