Ten Hag tomó el relevo de Xabi Alonso este verano y firmó un contrato hasta 2027, un proyecto a largo plazo que parece haber fracasado antes de lo esperado.
Deportivamente, el comienzo en la Bundesliga ha sido un fracaso. El Leverkusen empezó con una derrota por 1-2 ante el TSG Hoffenheim, seguida de un aleccionador empate a 3-3 en casa del Werder Bremen.
No convence ni a nivel deportivo ni a nivel personal
A pesar de la inferioridad numérica y de ir ganando 1-3, el equipo de Ten Hag dejó escapar el partido en el estadio Weser. Por ello, medios como Bild hablaron de una "gran sorpresa" en caso de que el club siguiera confiando en su entrenador tras este inicio de crisis.
Sin embargo, al parecer no fueron sólo los resultados los que contribuyeron a la rápida separación. Ya antes del partido contra el Bremen, se criticó la preparación de los partidos y los discursos del entrenador. Tras el partido, se dijo que Ten Hag "ya había roto la porcelana a varios niveles". El hecho de que la dirección del club no le apoyara públicamente ni antes ni después de la actuación en el Weser fue un primer indicio de falta de confianza.
Los conflictos internos también tensaron la relación. En particular, las críticas públicas del entrenador a un posible traspaso de Granit Xhaka provocaron tensiones, ya que el director deportivo, Simon Rolfes, no había descartado este movimiento.
Las reiteradas peticiones públicas de nuevos fichajes también fueron recibidas aparentemente con poca comprensión en el club. Todo ello creó en pocas semanas un clima que hacía casi imposible trabajar juntos.