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El hermetismo de México y la necedad de Javier Aguirre

 Javier Aguirre
Javier AguirreAGUSTIN CUEVAS / Getty Images South America / Getty Images via AFP
Entre la necesidad de triunfar en una competencia regional que no ha podido ganar y el pragmatismo de su entrenador, la Selección Mexicana de Fútbol se enfrenta a Canadá por las semifinales de la Nations League. Un partido que podría definir el estado de ánimo del país de cara al Mundial de 2026

Cuando en Italia se enteraron que a Santiago Giménez le decían en México ‘Bebote’, la gente del glorioso e icónico AC Milán comenzó a llamarlo al unísono con ese apodo ganado en sus tiempos como canterano del Cruz Azul debido a su gran complexión física y su cara de niño. Y, aunque el furor por el mexicano se ha visto opacado por la irregularidad del equipo, pocos dudan que el ariete logrará dejar su huella en la Serie A. 

Al norte de Europa, en la complicada Premier League, el barrio de Fulham en Londres, con sus paisajes bañados por el Río Támesis, se ha conmovido con la resurrección futbolística de Raúl Jiménez. El delantero mexicano, que en 2020 sufrió un severo golpe en la cabeza tras chocar con el defensa central brasileño David Luiz, aspiraba a un proyecto que lo cobijara en lo anímico para volver a ser el goleador voraz y de gran clase que siempre fue. Sus aportaciones han sido clave para que el modesto equipo de la capital sueña con jugar competición europea la siguiente temporada.

No obstante, a pesar de la dulce realidad de los dos delanteros más preponderantes con los que cuenta la Selección Mexicana de Fútbol –algo que la gente no veía desde hace mucho tiempo—, es casi seguro que los dos no estén en cancha para enfrentar a Canadá. Si bien Jiménez ha demostrado saber jugar fuera del área y fungir como un buen acompañante, el entrenador nacional, Javier Aguirre, parece que seguirá, como se dice en México, muriéndose con la suya al priorizar un parado táctico con un solo punta. 

Ganar por encima de todo

Tal como lo ha hecho durante los últimos años de su carrera en equipos con la necesidad urgente de ganar para salvarse del descenso, Aguirre sabe que este jueves tiene poco que ganar y que, si pierde, la avalancha pasional desde la gente y los medios puede ser catastrófica para sus planes de hacer una buena Copa del Mundo el próximo año y en casa. 

Lejos han quedado aquellos tiempos en los sólo Estados Unidos representaba una amenaza para el Tri en partidos en la región y mucho más la época en la que se analizaba por cuántos goles se iba a ganar. Un contexto que se ha agudizado desde 2019, con la creación de la Nations League, un torneo que México no ha podido ganar y que ha representado dolores de cabeza dirigenciales. 

Por eso, aunque el Vasco llegó a analizar cambiar su tradicional forma de jugar con un sólo punta debido al gran rendimiento de Giménez y Jiménez, el entrenador mexicano, que de contextos entiende como pocos, prácticamente ha desechado la idea por seguir priorizando el orden táctico frente a un rival veloz, dinámico y que ya supo eliminar a México en anteriores ediciones. Aguirre sabe que una derrota puede ser más que un descalabro deportivo. 

Por si fuera poco, el técnico mexicano se ha mostrado reacio a definir su alineación días antes del partido. Lejos del mensaje relajado que suele utilizar, aunque sí con el mismo lenguaje coloquial de siempre, el Vasco sólo confirmó tres nombres para ser titulares este jueves: Luis Malagón, Erik Lira y Jesús Gallardo. Y fue claro cuando un reportero quiso preguntarle sobre el delantero a utilizar: “Tampoco te voy a decir la de los Giménez”. 

Tampoco ha querido Aguirre dar a conocer si jugará con línea de cuatro o de cinco. En medio de esa forma tan desfachatada de ser y de comunicar, en medio de las risas de los reporteros en cada conferencia de prensa, existe una postura hermética basada en el sufrimiento que ha provocado el pobre accionar del Tri en los últimos años. El Vasco sabe que, además de encontrar un buen funcionamiento de cara al Mundial, es urgente la necesidad de reconectar con una afición dolida y cada vez más alejada de su representativo nacional. 

Aguirre entiende que, más allá de lo deportivo, fue contratado con la misión de volver a atraer a una selección que ha decepcionado a un país que perdió el interés por un representativo que juega más en Estados Unidos y con dirigentes que, ya sin disimulo alguno, priorizan generar dinero por encima de un proyecto sólido que vuelva a colocar al Tri como un cuadro competitivo. 

Para cumplir con ese mandato, el bravo técnico nacional sabe que este jueves deberá poner en pausa las ganas de tener un sistema aceitado y encaminado hacia el ideal que él imagina en su cabeza: el Vasco sabe que, por ahora, lo único que sirve es ganar como sea.