A pesar de ser uno de los mejores ciclistas de carretera de su generación, Roglic ha estado a la sombra del todopoderoso Pogacar desde que fue derrotado por su compatriota esloveno en el Tour de Francia 2020 de una manera desgarradora.
Pero el corredor de 35 años es un firme candidato a hacerse con la maglia rosa por segunda vez como especialista en Grandes Vueltas, respaldado por un potente equipo Red Bull-Bora-Hansgrohe, que incluye al ganador de 2022, Jai Hindley, y al subcampeón del año pasado, Dani Martínez.
"El objetivo es simplemente alcanzar mi mejor forma. Los resultados serán los que serán", dijo Primoz allá por febrero.
"No sé lo rápido que irán los otros mejores, ya sabes, pero mirándome a mí mismo, a lo que puedo aspirar es a intentar convertirme en el mejor Primoz que ha habido... Por dentro todavía tengo 20 años", indicó.
El esloveno aspira tanto al Giro como al Tour este año, y este último sigue siendo una espina clavada en su costado después de renunciar a la oportunidad de su vida en la penúltima etapa hace cinco años.
En marzo ganó la Vuelta a Cataluña en buena forma, superando al favorito local Juan Ayuso en la etapa final de Barcelona.
Desafío de montaña
Ayuso será uno de los principales rivales de Roglic en el Giro. El joven español, compañero de equipo de Pogacar en el UAE, ya ha ganado esta temporada en Italia, con su éxito en la Tirreno-Adriático, de una semana de duración.
Pero el reto que espera a ambos en la línea de salida del Giro, el viernes en la ciudad albanesa de Durres, será mucho más duro que cualquier otra cosa que hayan experimentado esta temporada.
En total, el Giro de este año contará con 52.200 metros de desnivel, más de 10.000 metros más que la edición de 2024, a lo largo de los 3.413 kilómetros de recorrido hacia Roma, donde la etapa final rendirá homenaje al difunto papa Francisco con un recorrido sin precedentes por el Vaticano.
Los ciclistas saldrán de Albania, donde en octubre entraron en funcionamiento los polémicos centros de tratamiento de inmigrantes gestionados por Italia, tras una difícil tercera etapa que comienza y termina en Vlore, antes de que los corredores serpenteen por la Italia continental desde Lecce, en el extremo sur.
Casi todos los 10 km extra de escalada de este año se concentran en las dos etapas que preceden al punto culminante de Roma, con una emocionante etapa 19 que pone a prueba a los corredores con tres subidas de categoría uno en los 166 km entre Biella y Champoluc.
La penúltima etapa, la 20ª, es el escenario de la subida más alta del Colle delle Finistre, con ocho km de grava, antes de que el pelotón llegue a Sestiere, cerca de la frontera alpina de Italia con Francia.
Las fuertes nevadas del mes pasado hicieron temer que la subida al Colle delle Finistre tuviera que suprimirse de la carrera, pero ya se han despejado las carreteras y se está trabajando para que la subida sea segura para los corredores, que llegarán allí exhaustos tras una brutal última semana.