En el Eurobasket de 2001, el equipo de Mirsad Türkcan, Ibrahim Kutluay y Hedo Türkoglu rozó la gloria. En cuartos de final superó a Croacia en el suplementario y derrotó a su rival de esta noche, Alemania, en semifinales, también tras una prórroga. Sólo la Yugoslavia de Stojakovic, Scepanovic y Bodiroga en la final pudo con ellos.
Turquía consiguió otra plata como anfitrión, pero en esta ocasión fue en el Mundial de 2010. Türkoglu continuaba en el equipo y los referentes eran Ersan Ilyasova y Kerem Tunceri. Eslovenia y Serbia fueron sus víctimas en cuartos y semifinales antes de caer en la final contra la Estados Unidos de Kevin Durant y Lamar Odom.
En esta ocasión, Turquía quiere dar un paso al frente. Su jugador franquicia es el ala-pívot de los Houston Rockets, Alperen Sengun (23). Pero cuenta con un ramillete de jugadores de gran calidad, empezando por Shane Larkin y continuando por Cedi Osman o Ercan Osmani, que fue uno de los artífices del gran triunfo ante Grecia en semifinales.
Los de Ergin Ataman están invictos en la presente competición. Quedaron primeros de su grupo tras derrotar a Serbia en el partido definitivo y después han vencido a Suecia, Polonia y a los vecinos helenos.
Turquía quiere que el dominio a nivel de clubes, donde el Fenerbahçe es el campeón de Europa y el Anadolu Efes ganó el título en 2021 y 2022, se traslade al baloncesto de selecciones.
Alemania vuelve a una final europea 20 años después
Pero pese al extraordinario nivel mostrado por Turquía, la gran favorita es Alemania, como vigente campeona del mundo tras ganar en Filipinas la final ante Serbia y dejar en el camino en semifinales a Estados Unidos.
El factor diferencial que muestra Dennis Schröder (31), el poderío anotador de Franz Wagner así como la aportación de los Isaac Bonga, Maodo Lo, Daniel Theis o Tristan da Silva, hacen a los de Mumbrú una máquina casi imbatible.
Al igual que Turquía, Alemania está invicta en el presente campeonato. Finalizó la fase de grupos con un rotundo 5-0 y después se deshizo de Portugal, Eslovenia y Finlandia.
Alemania no disputaba una final del Eurobasket desde 2005, cuando Grecia, que podía haber sido su rival en la final, les apartó del sueño. Era la época de Nowitzki y enfrente estaban los Papaloukas, Diamantidis o Spanoulis.
El único título germano data de 1993, cuando ante su público dieron la sorpresa y se llevaron el campeonato tras derrotar a Rusia en la final con el malogrado Chris Welp como referente.
El morbo, además, lo pone la nutrida colonia turca existente en Alemania, donde viven tres millones de personas, que a buen seguro, estarán con los de Ergin Ataman.